jueves, 29 de agosto de 2024

Croquetas de la abuela

¿Se han percatado de la cantidad de homenajes a las abuelas que hay en los gastrobares y restaurantes modernos? No hay un gastrobar, ni un chef moderno, que no tenga "croquetas de la abuela" en la carta. 

Y no me refiero a pan-bao, pulled-pork, hummus o teriyaki de caballa, que también abundan en los bares modernos -seguramente, también siguiendo recetas de las abuelas-, me refiero a las croquetas de puchero, de jamón, de cuatro quesos, de boletus, de rabo de toro, de langosta o de carabineros, por poner unos ejemplos.

A mi me da envidia. En mi casa, mi abuela sólo hacía croquetas del puchero, a veces con bechamel y jamón (si las hacía mi madre), pero nada más. Pero por lo que veo, en muchas casas españolas comían, casi diariamente, rabo de toro, pato confitado, sepia en tinta, langosta, o carabineros, y como siempre sobraba, las abuelas hacían unas ricas croquetas, que ahora preparan sus nietos en los gastrobares. 

He estado investigando, y la clave está en que todas las abuelas se llamaban igual: Quinta Gama.

Hace unos años no había croquetas en casi ningún restaurante, la elaboración, lenta y complicada, provocaba su exclusión de las cartas. Ahora abundan. Con la generalización de los productos de quinta gama, es decir, los que vienen ya cocinados, envasados y listos para consumir, tras ser calentados en unos minutos, las "croquetas de la abuela" están en casi todas las cartas.

Los productos de quinta gama no son malos, por regla general están bien elaborados y garantizados sanitariamente, pero servirlos como productos supuestamente cocinados en el restaurante, como si fueran una elaboración personal del cocinero, es una forma de fraude al consumidor. 

En Europa están comenzando a tomar medidas al respecto. En Italia, creo que desde 2019, hay que señalar en la carta qué platos son artesanales, es decir, qué platos se elaboran en la cocina del local. En Alemania también está regulado. En Francia se anunció su regulación en octubre pasado. ¿Y en España?

No sé qué planes tiene el ministerio responsable de consumo, pero habría que exigir que se regulara. Y, sobre todo, deberían exigirlo los cocineros de verdad, los que cada día trabajan en la cocina de su restaurante para servir platos originales, artesanales, marcando así las diferencias con los que solo calientan platos envasados, por muy buenos que estén.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que le gusta a Uds. meter el dedo en la llaga y no en cualquier fístula, no, en la de la hostelería , la que justo solo tiene por encima del organigrama de mandos intocables a los Borbón..................y es poco considerado, ...................las abuelas son el consuelo de todos nosotros y en la hostelería gaditana hay mucho que consolar, como todos sabemos, .................los hijos de Horeca, los que hablan de tu a los dioses, son sufridores por naturaleza, eso sí, nunca les afecta nada, ni pandemia, ni la hecatombe que Feijóo vaticinó a los rojos golpistas que actualmente ostentan el poder , ni la subida de la energía, ni la crisis de los cuartetos del carnaval, ni, ni, ni...........y lo más relevante: De La Abuela es marca registrada de la quinta gama gaditana, similar a las originales de Maheso o Bofrost, un poné. Salud, Doctor, siempre es un honor

Un agnostico de las croquetas. dijo...

El comentario del anónimo sobre la elaboración de croquetas sean de puchero de la Abuela o de la cuñada de Marcial Lalanda, tienen su base en el tocomocho de su procedencia recetaria.Diga lo que expresa como una narración aparentemente sobre un psicoanalisis croquetero.
Y no digo ni pio sobre la inclusión de los Borbones en el tema.Cuando pertenecen a una Dinastía de excelentes consumidores de croquetas; y añado, que en su calidad de comensales, jamás han cuestionado el origen de las croquetas, por arbitraje constitucional.