miércoles, 27 de febrero de 2019

Buen libro


Se trata del último premio Iberoamericano de Ciencias Sociales, del año 2016. Después de ese año el ayuntamiento suspendió estos premios.

Es una interesante investigación sobre la vida en Cádiz de los hispanoamericanos, entre el último tercio del siglo XVIII y el primero del XIX. La vida cotidiana y familiar, sus lugares de residencia, sus trabajos y su mundo espiritual, aparecen certeramente reflejados en las páginas del libro, cuyo índice es el que sigue:


De Cádiz a Buenos Aires

Resulta muy curiosa la portada de la gaditana Guía para el Turista en Cádiz de 1919, donde aparece el itinerario que realizaría un buque para ir de Cádiz a Buenos Aires, pasando por Tenerife, y recorriendo 5.328 millas.
Cabe recordar que, por esos años, la emigración española hacia Argentina era habitual, y decenas de miles de andaluces se dirigieron al Río de la Plata, saliendo del puerto de Cádiz, principalmente.

sábado, 23 de febrero de 2019

El Tricentenario reciclado

No es ninguna manía, pero tengo tendencia a acumular papeles, a guardar documentación generada en las comisiones y reuniones a las que me convocan y participo.

De la Comisión Nacional y Consorcio del Bicentenario debo tener guardados algo más de mil folios. Y también guardé, hasta ayer mismo, los que recibí de Diputación cuando se preparaba el Tricentenario del traslado de la Casa de Contratación a Cádiz, las propuestas de todo tipo que hicieron instituciones y empresas para la conmemoración, sobre los que emitimos informes y sugerencias, y que, mayoritariamente se quedaron en agua de borrajas.
Tras recordar muchas buenas propuestas que quedaron en nada, lleve al contenedor de reciclaje de papel algo más de trescientos folios. 

La fuente recupera el color

Recuerdo bien el día que mis padres nos llevaron a ver la fuente de la plaza de Sevilla, recién inaugurada, para que viéramos cómo cambiaba el chorro de agua y los colores que la adornaban, nos impresionó, sobre todo, el momento en que se convertía en una especie de nube, con las gotas de agua difuminadas.

 







La recuperación de los colores, por iniciativa de Aguas de Cádiz, con Jesús Oliden a la cabeza, me parece un acierto.

Las fotos me las ha enviado Antonio Cabrera.

jueves, 21 de febrero de 2019

Dos exposiciones sobre Carnaval




Con la pareja de hecho, carnavalesco, Santi Moreno y Javi Osuna, como comisarios, ambas se inauguran hoy, la de San Fernando a las 11, la del Tío de la Tiza a las 18,30.

¡Menos mal!


En realidad, estaba aquí

Visto, anoche, en la calle Marqués del Real Tesoro, por lo que no sé si expresa un deseo, y por lo tanto llevaba escrito algún tiempo, o es la constatación de un hecho, tras su nombramiento para presidir la Autoridad Portuaria. En cualquier caso, estaba aquí, nunca se fue del todo.

lunes, 18 de febrero de 2019

Telefónica en Cádiz: las tapas de registro.

Se considera que fue en Barcelona, en 1877, cuando se hicieron los primeros experimentos para el desarrollo de las comunicaciones telefónicas, sin embargo, algunas referencias nos podrían llevar a concluir que en Cádiz las primeras pruebas de telefonía se realizaron, quizás, algo antes que en Barcelona o, cuanto menos, paralelamente.

En Cádiz los primeros experimentos los realizaron, usando un cable telegráfico, Enrique Bonnet y Luis de la Orden Otaolaurruchi, que tuvieron un importante papel desarrollaron en la implantación de la electricidad. Parece ser que los experimentos los inició Bonnet a fines de 1876, aunque las primeras pruebas las realizaron Bonnet y de la Orden el 31 de enero de 1878 en el Gran Teatro (actual Teatro Falla). Continuaron después nuevas pruebas, hasta que en 1888, con el patrocinio de Joaquín Mª Lahera, se instaló en Cádiz de una Red Telefónica, con sede en la calle Sagasta 8, ejerciendo Enrique Bonnet como director de la que se denominó Compañía Ibérica de Redes Telefónicas. En 1903 la concesión de la telefonía en Cádiz había pasado a la empresa Abarzuza y Cía, con una rápida expansión, pues se calcula que hacia 1921 había en Cádiz unos tres mil abonados.

Pero al comenzar la década de los veinte, el gobierno español planteó la necesidad de que hubiera una red de telefonía unificada en España, por lo que en 1924 se creó la Compañía Telefónica Nacional de España, filial de la International Telephone and Telegraph, a la que se otorgó el monopolio del servicio telefónico. A partir de ahí la expansión de la Compañía Telefónica fue muy rápida.

En Cádiz, en 1928, comenzaron las obras de instalación de la compañía, incluyendo la construcción en la céntrica calle Ancha, de una moderna central telefónica, que se inauguró el 23 de febrero de 1929.

Mientras que la central telefónica creada en 1888 utilizó un cableado en altura, por las azoteas de la ciudad, la Cía Telefónica recurrió desde el principio a un cableado subterráneo, cuya evolución de puede ver en las tapas de registro, unas tapas que, en cierta manera expresan la evolución de las señas de identidad corporativa de la compañía.

Posiblemente la tapa más antigua, y la más escasa, es la que en su leyenda pone "Compañía Telefónica. Cádiz", que se corresponde a la primera etapa de su instalación en la ciudad.
La más frecuente es la que pone todo el nombre originario, "Compañía Telefónica Nacional de España", denominación que se mantuvo desde 1924 hasta 1984. 

A partir de 1984 el nombre pasó a ser simplemente "Telefónica".

Y desde 1993 aparece un logo más dinámico, con la T de Telefónica en aparente movimiento, como se ve en la última tapa que recogemos en estas notas:  

Nota: La foto de la central de la calle Sagasta es de la Fundación Telefónica.
Las de las tapas son del autor del blog.

sábado, 16 de febrero de 2019

El Archivo de la UCA

El próximo viernes 22 de febrero a las 11:30 en la "Sala de los Libros" de la Universidad de Cádiz, se presenta Cuadernos de Investigación de Fondos del Archivo UCA, una revista que nace para difundir los fondos custodiados en el Archivo de la UCA, y a los estudios que sobre ellos se realizan. 

En el Archivo de la UCA se custodia una rica documentación sobre la historia de los estudios universitarios en Cádiz, a partir de la creación, a mediados del siglo XVIII, del Real Colegio de Cirugía, origen de la Facultad de Medicina y de la propia UCA, así como de los centros universitarios que surgieron en el siglo XIX, como las Escuelas Normales, la Escuela de Comercio, etc. Además, hay fondos privados, como los de la arqueóloga Josefa Jiménez Cisneros, o los de la Naviera José Matia Calvo, de manera que el archivo de la UCA es bastante más que el archivo de una universidad, sus fondos sirven para conocer mejor no solo la historia de Cádiz, también la de España y América.

jueves, 14 de febrero de 2019

La "Empresa Gaditana de Hilados y Tejidos de Algodón al Vapor, S.A." (1846)

La fábrica de hilados y tejidos de algodón al vapor, con su chimenea, en un grabado contemporáneo.

Cuando, a mediados del siglo XIX, Cádiz necesitaba una reconversión de su actividad económica, fueron muchos los proyectos que se emprendieron, destacando entre ellos la creación, en el año 1846, de la "Empresa Gaditana de Hilados y Tejidos de Algodón al Vapor, S.A.", una iniciativa que aplicó los más modernos avances tecnológicos de la época para la fabricación textil. 

Incluso el hecho de que la nueva empresa se constituyera como una Sociedad Anónima, es una auténtica novedad dentro del sector. Tengamos en cuenta, que la "Empresa Gaditana de Hilados y Tejidos de Algodón al Vapor S.A.", antecede en un año a "La España Industrial S.A." que Jordi Nadal ha considerado pionera en cuanto al sistema de formación de capital dentro del sector textil. No se olvide, tampoco, que en 1844 en Gran Bretaña, país de avanzadilla en la revolución industrial, solo una de las 947 sociedades anónimas existentes se dedicaba al al­godón. 

Ya el corresponsal gaditano del Diccionario de Pascual Madoz se hace eco del proyecto de la nueva industria, y anuncia que "está concluyéndose en el terreno conocido antes por huerto de la tinaja, entre el teatro del Balón y el hospital mili­tar, una suntuosa fábrica de tejidos, cuyas operaciones deben ser ejecutadas por medio del vapor". Se anun­cia asimismo que sus fundadores se ocultan en una socie­dad anónima de 16 individuos. Hemos encontrado en el A. H. P. C. la escritura de fundación de la Sociedad Anónima. El primer día de mayo de 1846, en la notaría de Ramón Sáenz, se reunieron 14 individuos –y no 16, como dice el Diccionario de Madoz- que se comprometieron en la creación de la "S.A. Empresa Gaditana de Hilados y Tejidos de Algodón". Conseguida la cesión del terreno del Sr. Marqués de Casa Irujo, acuerdan iniciar la compañía con un capital de 2.400.000 rs., dividi­do en 96 acciones de 25.000 rs, cada una. Dichas acciones se dividieron como sigue: 12 a D. Juan Escribano por un valor de 300.000 rs., 12 a D. Pedro Martínez por un valor de 300.000 rs., 6 a D. Juan Antonio Fernández por valor de 150.000 rs, y el mismo número de acciones por valor de 150.000 rs., a D. Luis Terry Villa, D. Antonio Duarte, D. Demetrio Duarte, D. Antonio Ruiz Tagle (representado por su gerente Manuel José Muñoz), D. Antonio Vinent Vives, D.Benito Picardo, D. Pedro Pascual Vela, D. Julián. López, D. Luis Crosa, D. Pedro Ignacio de Paul y D. Manuel Burín. 

Don Juan Escribano fue elegido Director Gerente. Co­mo Secretario-Contador, Don Luis Terry Villa. Depositario, Pedro Ignacio de Paul. Manuel José Muñoz -gerente de la casa Ruiz Tagel- se convirtió en Inspector de talleres. Y como Inspector de gastos, don Antonio Duarte. Los 14 accionistas responden a la profesión de comerciantes. 

La fábrica fue inaugurada en 1847. Se instaló en un edificio construido exprofeso, con 4 pisos y una planta de 153 pies de fachada, 59 pies de fondo y 49 de alto (medida inglesa), edificado con cantería y ladrillo. Se hizo una chimenea de 130 pies de elevación, sobre una base cuadrada de 20 pies.
Entre el cuartel de San Fernando, a la izquierda, y el Hospicio, a la derecha, desde La caleta, destacaba la chimenea de la fábrica. 

La maquinaria -"innovación en la tecnología"- tenía una potencia de 30 caballos, capaz de mover a 133 telares, de los que al principio solo se instalaron 100. El costo de edificio y maquinaria ascendió a 130.000 du­ros. Desde el primer momento la nueva industria dio tra­bajo a 110 operarios "entre hombres, mujeres y niños", que producían cada uno unas 40 varas de género al día, es decir, unas 14.400 varas al año. 

En 1852 ocupaba ya, según Sánchez Albornoz, a 259 obreros, produciendo las 3/4 partes de la producción de los antiguos telares, que por entonces daban trabajo a 732 operarios. Este aumento de la producción textil, debido como decimos a la nueva industria, produjo, a la inversa, una reducción del número de establecimientos textiles por e­fecto de la concentración del trabajo y el aumento de la producción, pues en 1852, y aún sin contar con las má­quinas de vapor, menos del doble de telares y obreros producían tres veces más que antes. 

Desde el punto de vista social, la nueva industria cayó -como ya hemos visto- en los hábitos que, desgraciadamente, se convirtieron en normales a lo largo del si­glo XIX, y es que se contrataron a mujeres y niños, con sueldos ínfimos y jornadas de trabajo iguales a las de los hombres. 

Según Nadal y Sánchez Albornoz, la fábrica se cerró en 1869, dejando en paro a 240 obreros, apunta el segundo de los autores citados. Creemos, sin embargo, que no está claro cuál es el momento de la quiebra de la empresa que estamos estudiando. Al menos existió un cie­rre temporal en 1.856. Según un informe entresacado del A. M. C., Manuel José Muñoz, que aparecía como gerente de Antonio Ruiz Tagle e Inspector de Talleres en la indus­tria que nos ocupa, presentó expediente de cierre de la fábrica de Tejidos e Hilados de Algodón "La Gaditana" a fines de 1856. La quiebra coincidiría con la cri­sis de subsistencias habida en los años 1856-57, que provocó una retracción industrial y concretamente, a fines de 1856 una reducción en la demanda de productos textiles. La crisis se superó no obstante, en 1858. 

Dicho cierre podría quedar parcialmente corroborado, tras la consulta de la Guía Industrial y Fabril de Espa­ña, publicada en 1862. En ella la relación de la indus­tria textil en toda la provincia de Cádiz, se reduce a 8 fábricas de paños y mantas, con un capital de 2.900.000 rs. y dando ocupación a 117 operarios. Repetimos que los datos son para toda la provincia. La Guía Rosetty de 1866, tampoco menciona la Fábrica. De otra parte, León y Domínguez, afirma que los hombres venidos de Jerez para apoyar la Revolución Septembrina de 1868, pasaron la noche ocultos en “la fábrica de tejidos e hilados de algodón al vapor”, dato, por otra parte, poco significativo, pues solo demostraría que el edificio aún subsistía en 1868. 

Lo cierto es que, cuando en 1876 el Ayuntamiento organiza su encuesta bajo el título de Antecedentes so­bre las fábricas que hay en la ciudad", los resultados, respecto a telares no pueden ser más significativos. Tan sólo quedaban por entonces 3 establecimientos dedica dos al sector textil, en los cuales la fuerza motriz era la humana, dando trabajo, según el informe municipal, a 4 braceros. 

La información, copiada casi sin modificaciones -salvo el párrafo inicial-, procede de mi libro La burguesía gaditana en la época isabelina, Cádiz, 1987. He suprimido las notas a pie de página, donde se ofrece detalle de las fuentes utilizadas. 
Las imágenes que ilustran la entrada -detalles de grabados de la época- no aparecían en el libro. 

sábado, 9 de febrero de 2019

60 años esperando un museo de Carnaval

Hace 60 años ya se hablaba de la posibilidad de hacer un museo de Carnaval, aunque lo denominaban "Museo del traje Folklórico", la idea era mostrar los tipos de agrupaciones -empezando por "Las viejas ricas", según Gitanilla del Carmelo-, maquetas de exornos y carrozas, fotografías, dibujos originales, prensa de la época, sin olvidar, como recomendaba Augusto Conte, las coplas y las músicas. 

Revista Cádiz en sus fiestas folklóricas, 1959.

miércoles, 6 de febrero de 2019

¿Hubo Carnaval en Cádiz hace 100 años?

En febrero de 1919, poco antes de que llegaran las fiestas de Carnaval, en la prensa gaditana se anunciaban "Grandiosos bailes de máscaras", a celebrar en el teatro Principal "durante las noches del 2, 3 y 4 (Días de Carnaval) y 9 de marzo (Domingo de Piñata)".

Leyendo el anuncio se podría concluir que las fiestas de Carnaval se preparaban en la ciudad como era habitual desde hacía siglos. Sin embargo, el pleno municipal del Ayuntamiento de Cádiz, presidido por Manuel García Noguerol, en sesiones celebradas los días 14 y 28 de febrero debatió si el Carnaval debía celebrarse, dadas las circunstancias que se vivían en la ciudad, acordando, finalmente, la suspensión de la fiesta, que se vio ratificada con el bando del Gobernador de la provincia, emitido el 1 de marzo, prohibiendo la celebración.

Entre las causas no estuvo que en 1919 continuara la Primera Guerra Mundial, como he leído en algún lugar, puesto que la guerra terminó en noviembre de 1918.

Las causas fueron, y así se refleja, tanto en el debate del pleno municipal, como en el bando del gobernador, la situación de conflictividad obrera que vivía Cádiz, con huelgas y disturbios a primeros de febrero -fue especialmente dura la jornada del 10 de febrero-, pero, sobre todo, la epidemia de gripe que se había extendido por España, con cierta virulencia en la ciudad, por lo que los concejales creyeron conveniente suspender la fiesta, para no favorecer el contagio.

Pero la prohibición no evitó que en los días de Carnaval varias chirigotas salieran a cantar por los alrededores del mercado, siendo perseguidos, disueltos y en ocasiones detenidos, por los guardias municipales.

En esa situación, una comisión ciudadana visitó al alcalde pidiendo se revocara la prohibición, asunto que se trató en el pleno del 7 de marzo, concluyendo que había gente de ganaba un sustento con la fiesta, y que en ningún caso se utilizaría la celebración para alterar el orden por motivos sociales o políticos; ese fue el argumento que el alcalde transmitió al gobernador que, finalmente, autorizó se celebrara con la normalidad carnavalesca de siempre el 9 de marzo, Domingo de Piñata. 

domingo, 3 de febrero de 2019

Playa del Norte, Cádiz, 1958

No es difícil encontrar fotos aéreas de Cádiz anteriores a la existencia de la barriada de La Paz, incluso a los trabajos de desecamiento para ganar terrenos al mar.

Pero pocas veces se encuentran planos como éste, publicado en 1958, en el que la zona donde después surgió la barriada, aparece claramente rotulada como la "Playa del Norte".


Aparece también la denominación "Puntales", pero entre paréntesis, dando de esa forma mayor relevancia, mayor oficialidad, al nombre "Playa del Norte"

sábado, 2 de febrero de 2019

División de poderes

Sin entrar en el tema de fondo, llama la atención cómo algunos, que se consideran la pureza de la democracia, insisten en que el gobierno español debe intervenir, influir, en las decisiones del poder judicial, acabar con la independencia de la justicia.