martes, 24 de enero de 2017

50 aniversario de las Fiestas Típicas en mayo


No deja de ser curioso, y contradictorio, que cuando el ayuntamiento de Cádiz anuncia la conmemoración de los 40 años de la recuperación del Carnaval en sus fechas tradicionales, se retome la idea de modificar el calendario carnavalesco y fijar la fiesta a finales de febrero. No sé si los autores de la propuesta -y la propia concejala que lo plantea-, son conscientes de que este año también se cumplen el 50 aniversario del traslado de la fiesta a mayo.

El cambio de fechas no era nuevo -se hizo también, adelantándolas una semana sobre la fecha oficial-, en 1949. Pero en 1967, tras algunos años de debate interno de la Comisión de Fiestas, las Fiestas Típicas gaditanas se celebraron en mayo.

La excusa oficial fue el mal tiempo, la lluvia en febrero, que algunos años deterioraba los exornos y montajes callejeros, aunque subyacía detrás el interés por controlar mejor la calle. Por otra parte se dijo que en mayo, las Fiestas Típicas Gaditanas, que desde dicho año recibieron el subtítulo de “Antiguos Carnavales”, se sumaban al ciclo festivo andaluz que se inicia, en las grandes ciudades, con la Feria de Sevilla, y siguiendo ese modelo, en mayo se potenciaron las casetas, muchas de ellas de mampostería, que ocuparon espacios y jardines públicos, como el paseo de Canalejas, la plaza de España, y, finalmente, el Paseo de Santa Bárbara, casetas privadas en las que se entraba con invitación o había que pagar, aunque, en algunas, ni tan siquiera pagando.

Las reacciones negativas y las protestas no sirvieron de nada: en 1967 Paco Alba se ausentó de la fiesta tras catorce años continuos de comparecencia, y alguna agrupación se atrevió a protestar en su repertorio, como “La banda del tío Perete”, que cantaba:  
"El cambio de las fiestas no nos ha gustado
Preferimos Febrero que el mes de mayo
Preferimos la lluvia
Que estar sudando".


El traslado a mayo, pese a los argumentos de la Comisión de Fiestas y a la publicidad oficial, provocó la degradación de la fiesta, con una casi inexistente participación callejera, mientras que las agrupaciones se vieron obligadas a la comercialización de su repertorio, cantando, mediante contratos, en las casetas o restaurantes.

En los años setenta los comentarios aludiendo a la pérdida de las tradiciones aumentaron; por entonces, quienes quisieran ver Carnaval en la provincia de Cádiz tenían que acudir a Bornos o Trebujena, donde, a diferencia de la capital, las fechas tradicionales se mantuvieron.

Esperemos que lo ocurrido en 1967 no se repita, y el Carnaval se siga celebrando en Cádiz en sus fechas tradicionales.

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