domingo, 10 de septiembre de 2023

La verdad verdadera sobre las murallas de Cádiz

Investigaciones recientes echan por tierra, demostrando que están equivocados, entre otros, los trabajos del gaditano Víctor Fernández Cano, Las defensas de Cádiz en la Edad Moderna (1973), y los de su maestro, José Antonio Calderón Quijano, Las defensas del golfo Cádiz en la Edad Moderna (1974) y Cartografía militar y marítima de Cádiz (1978). 

En dichos trabajos se sostiene que las murallas de Cádiz tenían como elementos de vigilancia y defensa, garitas y escaragüitas. Novedosas investigaciones demuestran que eran capillas. El revolucionario descubrimiento se debe a los trabajos de Santos Capillita, que ha realizado la investigación gracias a una beca de la asociación Veredas Vírgenes.

Santos Capillita admite que la iniciativa de construcción de las defensas de Cádiz, vulgo las murallas, surgió tras el asalto inglés de 1596, a partir del cual se reforzó La Caleta, y se generalizó tras el fracasado ataque de 1625. Es a partir de esos hechos cuando los ingenieros militares plantearon construir una muralla que rodeara toda la ciudad, pero mantenían dudas de cómo hacerlas inexpugnables, hasta que un antepasado de la saga de los Capillita recibió una inspiración celestial que sirvió para solucionar el problema: los enemigos de Cádiz y de la fe verdadera, son protestantes anglicanos, que no creen en el dogma de la Inmaculada Concepción, por lo tanto, ¿qué mejor defensa para Cádiz que rodear la ciudad de capillas marianas?

Dicho y hecho. En cada lienzo de muralla se construirían capillas con advocaciones marianas. Los impíos protestantes creerían que era puestos de guardia al uso, pero cada vez que llegaran a una capilla verían la luz y, arrepentidos, desistirían en su ataque, logrando, con esta sencilla argucia, que Cádiz fuera una ciudad única e imbatible.

Lo que Santos Capillita no ha conseguido averiguar es en qué momento dejaron de ser capillas y pasaron a considerarse garitas y escaragüitas, llegando a tener otros usos más mundanos, pero se considera un problema menor que algún día se resolverá.

Mientras tanto, otro prestigioso investigador, Juan Torquemada, ha propuesto que se organice una ceremonia de desagravio y en una hoguera se quemen los libros heréticos de historia de Cádiz y defensa del patrimonio que contradicen la nueva doctrina de la ruta mariana, tirando en primer lugar a la pira los trabajos de Fernández Cano y Calderón Quijano.   

4 comentarios:

SANTIAGO dijo...

Jajajaja. Muy bueno

Anónimo dijo...

Impar ironía que le condenará al fuego eterno. No estaba Ud. contento con el beato Diego, si no que además suma a sus ataque a otros "historiadores", píos y devotos, contradiciendo la función celestial y mariana de garitas y escaragüitas.
Roza con ello la herejía del anglicanismo negacionista de la inmaculada concepción, algo que no tiene perdón.
Lo siento por Ud......................hasta es posible que no le vendan incienso para el miércoles de ceniza y posteriores santas fechas.

ARS dijo...

Sé que es un riesgo, comentarista anónimo, pero que sea lo que dios quiera.

Anónimo dijo...

Su comentarista anónimo le advirtió del futuro tenebroso que las hordas religiosas le depararían a raíz de tratar de imponer la historia a los intolerantes del incienso. Entre todos los amigos que le han surgido, hay uno en especial que le demuestra un católico y bondadoso cariño; se anuncia como "Betis007" y encierra tanto odio que apunta maneras para formar parte de guardián de cortijo.
Créame que lo siento por Ud. quien me vuelve a demostrar que su mochila puede cargar con todo y con todos. Los dioses le custodian el pedestal que ocupará en el Olimpo.