miércoles, 18 de abril de 2018

Cervera, Rubianes, Colau y Pisarello


Se complican la vida los políticos innecesariamente.

Entre las funciones de un ayuntamiento, y si quieren más concretamente, del equipo de gobierno de un ayuntamiento, está decidir el nomenclátor del callejero de una ciudad. En un momento determinado, un ayuntamiento decide que debe honrar a una persona o institución, conmemorar un hecho..., lo que sea, y tiene toda la legitimidad para cambiar el nombre de una calle y ponerle otro. Es lo que, legítimamente insisto, podía hacer y ha hecho el ayuntamiento de Barcelona cuando decidió dedicarle una calle a Pepe Rubianes.

El problema no es ese, el problema es que la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, dio una explicación innecesaria, tan innecesaria como muestra de ignorancia, y para justificar el cambio de nombre de la calle calificó de "facha" a Pascual Cervera y Topete, por eso dije que era lerda, y lo mantengo, puesto que fue muy torpe buscando una explicación que, repito, no era necesaria.

Y para rizar el rizo, ahora su teniente de alcalde, Gerardo Pisarello, en un artículo de opinión en Público, amplia la innecesaria justificación diciendo que la denominación "Almirall Cervera" de la calle, significaba más en Barcelona el nombre del crucero Cervera, que el del almirante, y amplia la justificación diciendo que el Cervera fue un buque que formó parte del bando de los sublevados el 18 de julio de 1936. Así, Pisarello, que muestra una biografía sesgada a conciencia de Pascual Cervera, manipula la información para justificar lo que no necesitaba justificación.

Todo esto se hubiera evitado si Ada Colau, en su intervención, hubiese dicho, simplemente, le cambiamos el nombre a la calle en uso de las facultades que tiene el ayuntamiento de Barcelona. 

1 comentario:

José Manuel Rasco de la Torre dijo...

Porque me sale de ... ahí mismo