domingo, 30 de marzo de 2014

El triste sino de la Constitución de 1812


Me comentaba el pasado viernes la historiadora venezolana Edda Samudio la negativa impresión que se llevó cuando visitó, el día antes, el Oratorio de San Felipe, una visita en la que el guía que le explicaba la iglesia, se limitó a eso, a explicar el templo, los altares, las imágenes, sin aludir a la celebración de las Cortes, ni a la Constitución gaditana. 


Ya escribí algo sobre este asunto aquí mismo, pero el artículo de Pedro Espinosa en El País me ha recordado que titulé la introducción a un libro sobre la Constitución de Cádiz y el liberalismo en Andalucía, "El triste sino de la Constitución de 1812", triste sino no solo por su corta vida -apenas seis años de vigencia-, también, y quizás todavía más, por las penosas conmemoraciones de su centenario y bicentenario. Si al terminar el año 1912 los gaditanos expresaron su frustración por las expectativas defraudadas, algo similar se puede decir de 2012. 


El fracaso de las grandes infraestructuras todavía, en marzo de 2014, inacabadas, como el tren de alta velocidad, el segundo puente sobre la bahía de Cádiz, la incompleta rehabilitación del fuerte de San Sebastián..., y ahora, el rechazo a un plan de la Junta de Andalucía para aprovechar lo poco que se hizo por parte del Ayuntamiento de Cádiz y la Iglesia gaditana, y "secuestro" del Oratorio por el obispado, donde no se puedan programar actividades relacionadas con las Cortes y la Constitución..., reafirman el gafe, el triste sino de la Constitución de Cádiz.

2 comentarios:

Jesús dijo...

Aquí no hay ningún gafe, ni un mal fario: hay un grupo de personas que pudieron hacerlo mejor, y cuando hubo ocasión de equivocarse, siempre eligieron la peor opción posible, la mezquina, la cobarde, la meapilas. Tanto desde el Gobierno Central, como desde la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento, el Bicentenario ha tenido mucha palabrería y poca ejecución. Los que tenían firma siempre se desentendieron de la letra pequeña. Una pena, pero nada que ver con que hubiera un tuerto mirando.

Jesús dijo...

...y lo que ha confirmado lo mal que ha salido el Bicentenario para lo que se quería que fuera, es la imposibilidad de un entendimiento entre administraciones de distinto color político. E incluso también entre las del mismo. Una vez más, nada que hacer.