lunes, 21 de marzo de 2022

Fiesta en mitad de la Cuaresma

Francisco de Goya tiene un dibujo, fechado entre 1794 y 1797 y conservado en el Museo del Louvre, titulado "Parten la vieja" que, para algunos, era difícil de interpretar.

Años más tarde, ya en Burdeos hacia 1824-1828, pintó otro similar que tituló "Mitad de la cuaresma", y que se conserva en el Museo Hermitage de San Petersburgo.

La imágenes las he tomado de la página de la Fundación Goya en Aragón.

El segundo dibujo aclaraba, por si quedaban dudas, que Goya estaba dibujando la imagen de una costumbre muy popular en su época y que perduró en muchas zonas de España, especialmente en Andalucía, durante buena parte del siglo XIX. También en la provincia de Cádiz.

La fiesta de "partir la vieja" o "aserrar la vieja" se celebraba justo en la mitad de la cuaresma, era como un día de descanso y jolgorio en medio de las restricciones cuaresmales y, naturalmente, no estaba bien vista por las autoridades, como se constata en un Edicto de Gaspar de Aranda, emitido en Cádiz el 10 de marzo de 1787, intentado erradicar una fiesta que era muy popular. 

El propio edicto nos sirve para conocer cómo era la fiesta de "aserrar la vieja", que se celebraba “con el motivo de la mediación de Quaresma”. La noche antes, se construía un muñeco representando una vieja que simbolizaba la Cuaresma; en otras zonas de España –desconocemos si también en Cádiz-, la vieja tenía siete patas, una por cada semana que dura la Cuaresma, más la que representaba la mitad del período cuaresmal, patas que se iban arrancando o cortando a medida que transcurrían los días. Como en otros lugares de España, en Cádiz se cortaba o serraba la vieja, es decir, a mitad de la Cuaresma se organizaba un festejo callejero en el que, efectivamente, el monigote era cortado, aserrado, en dos. La fiesta molestaba a las autoridades, especialmente a la eclesiástica, que sufría el enorme alboroto causado por cuadrillas de personas de diferentes edades y sexo que recorrían las calles disfrazadas al grito de “aserrar la vieja”, continuando hasta el anochecer, de ahí el edicto de 1787 amenazando a los alborotadores con penas de multas y cárcel. 

Aunque con poco éxito. Alexander Dallas, en el tomo tercero de su obra Félix Alvarez, publicada en Londres en 1818, describe "la noche de ver partir la vieja en Cádiz". Y siete años después, el 14 de febrero 1825, el intendente de policía de la provincia, José María Malvar publicaba otro Edicto en el que, en su artículo quinto volvía a prohibir “los bullicios” organizados con motivo de “ver aserrar la vieja”:


Pero todavía en la segunda mitad del siglo XIX encontramos testimonios sobre la celebración de la fiesta de "partir la vieja" en periódicos como La moda elegante (1872), El museo popular (1887), incluso en la revista Diana en 1913, entre otros.

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