sábado, 29 de enero de 2022

El Falla en Sevilla

 


1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Qué estamos haciendo con el Carnaval, ¡el de verdad!, con ese carnaval que siempre hemos llevado en la sangre y que todos los niños y mayores estábamos ansiosos porque llegara la fecha para disfrutarlo? Había un carnaval en el que, en los cafés (La Marina, Morante, Andalucía…) y en tiendas antiguas (Moderno, Merodio, El Cuco…) entraban las chirigotas —no esas a las que ahora se les aplaude por ser ‘auténticas’, sino LAS DE VERDAD—; cantaban sus coplas y hacían las delicias de la concurrencia sin más exigencia que la media limeta por barba, que pagaban entre los asistentes, y lo que sacaba en limpio el postulante en su calcetín amarrao a un soporte de colaó de cocina.
Ahora la cosa ha cambiado. Todo está en manos de una multitud de vagos que se agotan físicamente con el trabajo que les cuesta ensayar de cuando en cuando —por muchos que sean los ‘cuando en cuando’— como si eso fuera trabajar en una mina o ir a pescar a mil millas durante días en una cáscara de nuez con olas como montañas, para después desembarcar y cobrar un mísero sueldo.
¡¿A qué juega esta gente?! ¿Esta patulea de vividores nos quiere hacer creer que lo suyo es un arte mal pagado? ¿Qué hay que prolongar la fiesta el mayor tiempo posible durante el año para que ellos puedan continuar con su vida de DIVOS ad infinitum?
En Cádiz, afortunadamente, todavía hay muchísimas personas que piensan y que no van a dejarse influir por frases estudiadas para convencer a las masas sobre algo que sólo beneficia a unos cuantos ventajistas.

Todo esto se podrá decir con palabras más ‘mediáticas’, pero no me da la gana de utilizarlas; las cosas hay que decirlas de modo que las entiendan todos, máxime cuando se trata de la fiesta de Cádiz por antonomasia.