sábado, 2 de julio de 2011

De fiesta


        En su Memoria para el arreglo de la policía de los espectáculos y diversiones públicas y sobre su origen en España, Jovellanos al tratar sobre las diversiones populares, escribió: “Este pueblo necesita diversiones, pero no espectáculos. No ha menester que el gobierno le divierta, pero sí que le deje divertirse (...) Un día de fiesta claro y sereno en que pueda libremente pasear, correr, tirar a la barra, jugar a la pelota, al tejuelo, a los bolos, merendar, beber, bailar y triscar por el campo, llenará todos sus deseos y le ofrecerá la diversión y el placer más cumplidos. ¡A tan poca costa se puede divertir a un pueblo, por grande y numeroso que sea! Sin embargo, ¿cómo es posible que la mayor parte de los pueblos de España no se divierten en manera alguna? (…) El celo indiscreto de no pocos jueces se persuade a que la mayor perfección del gobierno municipal se cifra en la sujeción del pueblo (…) En consecuencia, cualquiera bulla, cualquiera gresca o algazara recibe el nombre de asonada y alboroto.”

            Mirando el calendario festivo actual se puede concluir que las quejas de Jovellanos cayeron en saco roto y que el panorama de las diversiones populares sigue en retroceso. Aunque han surgido celebraciones motivadas nuevas, como la del Día de la Constitución, lo cierto es que se han supri­mido muchas fiestas, principalmente religiosas, mientras que se ha generalizado declarar festivos días que antes no lo eran, como el Lunes de Pascua, mientras se cambia de día de la semana fiestas como el Corpus, celebrado siempre el jueves correspondiente y trasladada a domingo con la finalidad de concentrar el tiempo festivo para que no altere el ritmo laboral. De esta manera el número de fiestas es claramente hoy mucho más reducido que antaño, aunque estrictamente no lo sea el tiempo de recesión del trabajo.
            Y en la misma línea da la impresión de que muchas fiestas tradicionales, forzadas por disposiciones políticas, económicas y sociales, pierden sus características tradicionales y se reinterpretan con valores sociales homogéneos y actuales, muy diferentes a los que las motivaron. Hay menos fiestas y los tiempos festivos están hoy menos diferenciados Este proceso reductivo y homogeneizado, no queda del todo explicado aludiendo a factores económicos. El proceso de modernización y seculariza­ción debe ser también tenido en cuenta. Y a ello debe añadirse la transformación de la población activa, el despoblamiento de las zonas rurales, etc., y todo el conjunto de factores que ha contribuido a una homogeneización cultural. De todo ello trataremos en un curso de verano de la UCA que comienza esta semana con el patrocinio de la Fundación Cruzcampo, donde se hablará del Carnaval, el Corpus, las Romerías, las Ferias, las Cruces de Mayo, las fiestas de Moros y Cristianos y la gastronomía en tiempos de fiesta.
Publicado en Diario de Cádiz, 2 de julio de 2011

1 comentario:

Santiago Moreno dijo...

Que vivan las buenas fiestas, los buenos cursos y las buenas investigaciones.