viernes, 23 de marzo de 2018

Lo mínimo que se despacha


No le falta razón a Juan José Ortiz cuando dijo, hace unos días, que la conmemoración del 206 aniversario de la proclamación de la Constitución de Cádiz, se había reducido a lo mínimo, que menos no se podía hacer. Y es una pena reconocer que es así.

Sin ánimo de buscar responsabilidades, ni responsables, antes y después del 2012, el infausto año del Bicentenario, Cádiz está dejando pasar una oportunidad extraordinaria para convertirse en un referente del constitucionalismo. No solo quedó en agua de borrajas la creación de un centro de estudios y observatorio de la democracia constitucional, lo peor es que la ciudad no refleja materialmente que aquí se aprobó la primera constitución española. Y no es difícil hacerlo, todavía, con un poco de voluntad y el consenso institucional, se podría hacer, se podría convertir a Cádiz en ese referente de la historia de la libertad en España.

Sería tan sencillo como crear una ruta constitucional. Conocemos dónde residieron la mayor parte de los diputados y otros personajes célebres de la época de las Cortes, dónde estuvieron las distintas dependencias del gobierno entre 1810 y 1813, dónde estaban las imprentas, los cafés, las casas donde se celebraron las célebres tertulias..., sabemos, además, el recorrido de las procesiones cívicas que el 19 de marzo dieron a conocer a la ciudadanía el texto constitucional. Bastaría con señalar, con placas sencillas, los edificios, poner en el suelo de las calles losas con artículos de la Constitución, y, por supuesto, destacar el oratorio de San Felipe Neri, no solo como iglesia, sobre todo como templo constitucional, pues fue el hecho de la reunión de las Cortes allí, lo que hizo que fuera declarado Monumento Nacional en 1907.

No es tarde, aun estamos a tiempo de hacerlo. Sería un importante reconocimiento a la historia de España y un atractivo más de Cádiz. 

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