Ya son varios los periódicos, desde hace semanas, que se hacen eco de la queja de los hosteleros por el descenso de clientes y negocio. Y ahora, que llegan fechas de tradicional consumismo, se reiteran, como se puede leer hoy en La Voz, en este caso aludiendo, directamente, a la ausencia de cenas de funcionarios.
Cuando leo estas noticias no puede dejar de pensar en que, cuado se anunció la bajada de sueldo de los funcionarios, algún camarero amigo -y escribo amigo sin segundas-, hacía comentarios irónicos, de burla, mientras algún hostelero decía, con sinceridad, que se alegraba, pues consideraba a los funcionarios unos privilegiados que no trabajan, y desgranaba toda la retahila de tópicos habituales en estos casos.
Y yo respondía que, a la postre, ellos se verían perjudicados, pues bajaría el consumo y, por tanto, sus ganancias. A los hechos me remito. Ahora esos mismos hosteleros echan de menos a los funcionarios. No me alegro, antes al contrario, como ya dije, esta va a ser una triste Navidad.
3 comentarios:
Si va a ser una triste Navidad entonces será como todas, porque en todas ha habido mucha gente que por una razón u otra no las ha vivido con la obligada alegría que dictan los anuncios y algunos listos comerciantes. Para triste, esa ignorancia que crece y crece, que es lo que muestra lo que cuenta usted del camarero y el hostelero.
Toda la razón, anónimo.
Confieso que a mi siempre me han parecido unas fiestas tristes, pero también es cierto que tiene momentos divertidos con amigos y familiares, que este año se van a reducir o suprimir.
De todas formas, creo que siendo un sector de mucho peso en esta ciudad, yo no lo limitaría al funcionariado o al sector público. Porque se ha seguido la tendencia a reducir de forma significativa la "masa salarial", como la llaman. Y porque en todas partes, sobre todo en el sector privado, los sueldos han ido a menos. Y porque vivimos en una ciduad donde se estimaba que había mucha economía sumergida. Pero ese dinerito que se sacaba complementario al desempleo, a la pensión, etc. se ha quedado en paguita semanal de niño. Y ese dinero que se podía gastar, el que sobraba, ahora ya no.
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