Reconozco que no había probado la quinoa hasta hace apenas unos meses, cuando mi hija Marieta la compró y preparó una ensalada. Y debo decir que no me convenció mucho su sabor, que sin estar mal, tampoco me pareció nada destacable, salvo su aportación de proteínas que ha hecho que la NASA, además, por supuesto, de la FAO, la recomienden.
Y dándole vueltas a la quinoa se nos ocurrió un plato que si me gustó. En un buen aceite de oliva sofreímos una juliana de puerros y zanahorias, añadimos la quinoa, pechuga de pollo muy troceada y, cuando ya estaba casi listo, paprika húngara -regalo de Ana B.- y salsa de soja. El resultado, muy bueno.
1 comentario:
Para mi gusto le sobra el pollo, pero es que mis preferencias son muy raras. La quinoa, que tiene más propiedades que un cajero en B, sustituye con ventajas nutritivas al arroz en casi todos los casos, y como aquel se complementa muy bien con las legumbres (cereal + legumbre = proteína para el pobre). Personalmente me gusta con las lentejas, en lugar de arroz o babetas.
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