De niños, pasábamos casi todas las tardes del verano en la Alameda, correteando y jugando, o viendo pescar con la "caña del país", esas largas cañas de bambú, de cinco, seis o siete metros, sin carrete, con las que los aficionados a la pesca buscaban alguna mojarrita, o sargos, o bailas... Llegaron después las cañas de fibra de vidrio y las de carbono, telescópicas y con carrete, que alcanzan mayor distancia, pero, básicamente, la imagen es la misma, y se pueden ver a los pescadores en la Alameda, en el paseo Carlos III, en Santa Bárbara, o en las rocas de La Caleta en bajamar.
Y es curioso como pueden servir para dar ambiente, para adornar la calle República Dominicana, en el barrio de la Viña
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