La primitiva Casa de Guardia, inaugurada
en 1840 por José de Guardia.en el edificio de las Atarazanas, tuvo que trasladarse, provisionalmente, por obras, al nº 18 de la Alameda, donde radica, exactamente, desde 1899.
La taberna ocupa un amplio local, con puertas a tres calles, donde destaca una barra baja y larga, detrás de la que hay una andana de barriles a dos alturas. La decoración se mantiene prácticamente igual, desde hace un siglo, pues lo importante de Casa de Guardia son los vinos, dulces y secos elaborados con las varietales Pedro Ximénez y Moscatel.
Apenas hay tapas, poco más que unas latas de conservas, unas gambas medianas, pero ricas y, sobre todo, unas excelentes conchas finas, tapas que hay que pedir a un camarero que, junto a la puerta central, que da al callejón, dispone de una vitrina fría donde las guarda. Las tapas se pagan por separado.
Entre los vinos, predominan los dulces, moscatel, pajarete, Pedro Ximen, dulce de guinda..., hay también vermut, y alguno seco, entre los que destaco -es el que suelo pedir, el transañejo seco.
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