La propuesta del Delegado de la Junta de Andalucía de convertir la Casa Pinillos en sede "provisional" del Museo de Carnaval, debe ser rechazada de pleno.
Debe ser rechazada no solo porque ya sabemos que las "provisionalidades" de la Junta se eternizan, debe ser rechazado, sobre todo, porque oculta un nuevo incumplimiento de la Junta con Cádiz, y, también, porque defrauda la voluntad de la donante, doña Carmen Martínez de Pinillos, al ceder en su testamento la casa familiar al Museo de Cádiz.
No se debe olvidar que, en el año 2005, Carmen Martínez de Pinillos legó al Museo de Cádiz su casa para que fuera utilizada para su ampliación, con la única condición de que las administraciones de las que depende el Museo aceptaran el legado en el plazo de un año y le dieran uso museístico en cinco; en caso contrario el legado se integraría en la herencia. Con estas condiciones, doña Carmen demostraba conocer la lentitud e inoperancia de la administración que, en demasiadas ocasiones, se simula con planes provisionales, como el que ahora se pretende.
La casa se inauguró en septiembre de 2011, con una exposición temporal de las fotografías de Ramón Muñoz. Pero para entonces ya existía un plan museográfico, cuyo desarrollo depende básicamente de la Junta, que ahora, con la propuesta del Delegado, se pretende olvidar.
El plan museográfico, que la Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía conoce perfectamente, planteaba mostrar en la casa Pinillos la relación de Cádiz y su territorio con el mar, aprovechando la tipología del edificio que se corresponde al de las viviendas de la burguesía mercantil gaditana, destacando los aspectos más significativos del ámbito doméstico burgués, el mundo de los negocios marítimos, la vida social y la cultura, fundamentalmente entre los siglos XVIII y XIX.
Un buen proyecto para el que se habían seleccionado -desde antes de la inauguración de la Casa- casi 200 piezas que se custodian en el Museo de Cádiz, un proyecto que debería cumplirse, ejecutarse, por parte de la Junta de Andalucía, y no tratar de eludirlo, de esconderlo, de enterrarlo, como parece pretender el Delegado con su disparatada propuesta.
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