viernes, 12 de diciembre de 2014
Triquiñuela electoral
La noticia de que Soraya Sáenz de Santamaría -sin dudas con la aquiescencia de Mariano Rajoy- está pensando retrasar las elecciones a febrero de 2016, es una demostración más del escaso respeto a las reglas de la democracia que tienen algunos miembros del PP.
Posiblemente logren argumentos sobre cuándo termina una legislatura, argumentos rebuscados que, desde 1978, nadie había intentado encontrar, pero aunque los encuentren, no dejará de ser una triquiñuela electoral que solo busca el beneficio del PP.
Sin considerarme un experto, si puedo recordar que la Constitución de 1978 dice en su artículo 68, punto 4, que el Congreso de los Diputados se elige cada cuatro años, y que "el mandato de los Diputados termina cuatro años después de su elección o el día de la disolución de la Cámara", es decir, se puede anticipar la disolución del Congreso, pero no retrasar más allá de cuatro años.
Y sobre las elecciones, el mismo artículo, en si punto 6, dice: "Las elecciones tendrán lugar entre los treinta días y sesenta días desde la terminación del mandato. El Congreso electo deberá ser convocado dentro de los veinticinco días siguientes a la celebración de las elecciones".
La foto se publicó en El Mundo en enero de 2009.
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