Naturalmente los de aquí, los de la provincia de Cádiz, siempre hemos pensado, como lo han pensado otros muchos lectores, que el barril de amontillado del célebre cuento de Edgard Allan Poe, procedía de Jerez. Y, con la misma naturalidad, en Córdoba afirman que es evidente que Poe habla de un amontillado de Montilla.
Los cordobeses usan un argumento que para ellos es concluyente. Se trata de la despectiva frase con la que Fortunato trata de desprestigiar a su competidor, "Luchresi cannot tell Amontillado from Sherry", concluyendo que eso significa que Poe diferenciaba el amontillado -los vinos de Montilla-, de los vinos de Jerez.
Se podría argumentar que con el término "sherry" los consumidores, principalmente los británicos, pero también los de otros mercados extranjeros, se referían, generalmente, a un vino jerezano de color, ligeramente dulce o abocado, por lo que en este caso Fortunato estaría hablando de diferenciar dos vinos jerezanos, uno seco y otro más dulce.
También se podría argüir que, por las referencias que tenemos, los vinos de Jerez eran importados desde Estados Unidos, mientras que en las listas que conocemos, no aparecen importaciones de vinos de Montilla, ni Córdoba en general.
Aunque este es un argumento que no convence a los defensores de que el vino de Poe era de Montilla, me limito a remitir al lector interesado al espléndido trabajo de Guadalupe Carrasco "La conquista del mercado estadounidense por los vinos del Marco de Jerez (1791-1824)", publicado en el libro Tres siglos bebiendo jerez. Comercio y consumo (XVIII-XX), en el que se ofrecen datos, no solo de los vinos jerezanos, también de los vinos españoles, y no españoles, que se comercializaban en Estados Unidos. Más información sobre el libro, aquí.
No voy a entrar en el debate, ya he dado referencias para que quien esté interesado saque su propia conclusión. Pero lo que sí hay que reconocer es que la reivindicación montillana está mejor cuidada que la jerezana.
Mientras que en Jerez, a instancias del Cine-Club Popular y más concretamente del incansable José Luis Jiménez, en el año 2009 se rotuló una calle con el nombre del escritor americano, sin una nota explicando el motivo de tal rotulación -por lo que hay quien no sabe por qué la calle está dedicada a un "inglés"-, en Córdoba le han dedicado una placa muy ilustrativa.
Y es que, en la defensa de sus vinos -y sus tabernas-, con los cordobeses hay que quitarse e sombrero...
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