Aunque ni me va, ni me viene, me sorprende el "escándalo" que ha provocado que Irene García haya cesado a dos asesores que votaron en contra de ella.
El asesor es un cargo de confianza de quien los nombra, es un cargo de libre designación, como uno de los cesados, complacido por la deferencia de García de nombrarlo, recordaba para defender su designación como asesor, se puede leer aquí.
En el momento que el nombrado, en este caso los nombrados, pierden la confianza de quien los nombró, lo lógico es que cesen en sus cargos. Los cesados no confiaban en la presidenta de la Diputación, por eso se apuntaron a la lista opositora, que ganó las primarias y estarán satisfechos, quien los nombró es natural que se sienta defraudada.
Quienes se escandalizan deberían plantearse que lo lógico hubiera sido que los asesores, desde que aceptaron entrar en la lista alternativa, tenían que haber dimitido.
Otra cuestión, de mayor calado, es el mal uso de las instituciones, de los nombramientos de libre designación, para colocar a los que pierden elecciones, una mala costumbre que deteriora la imagen de los partidos y de la democracia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario