Pero, sin entrar a debatir el asunto, cabe resaltar que hay calles iluminadas con mucho fundamento. Y como de muestra vale un botón, vayan ustedes y observen como los exornos lumínicos de la calle Feduchy son un homenaje a la taberna de La manzanilla y, concretamente, a una de sus más arraigadas tradiciones: con cada caña de manzanilla, el tabernero sirve dos aceitunas.
De ahí esas dos bolas lumínicas, recreación artística de las dos aceitunas con anchoa.
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