Tras la anulación, en mayo de 1814 por Fernando VII de la obra de las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812, casi de inmediato comenzaron a gestarse pronunciamientos liberales para intentar reponer la Constitución de 1812, todos fallidos hasta el de 1820. Uno de los intentos más curiosos para reinstaurar la Constitución, fue el que encabezó el general Ramón Vicente Richart en 1816, en la que se conoce como la Conspiración del Triángulo.
Transcurría el mes de febrero de 1816 y el antiguo guerrillero valenciano, seguramente pensando que el 19 de marzo se cumplirían cuatro años de la proclamación de la que ya se conocía como La Pepa, pero también recordando que los pronunciamientos de Espoz y Mina y Díaz Porlier, en septiembre de 1814 y 1815, respectivamente, habían fracasado, para salvaguardar el secreto y la seguridad de los participantes, recurrió a una estrategia triangular de conspiración, siguiendo el modelo ideado por los Illuminati de Adam Weissaupht, que consiste en que que cada conspirador sólo puede conocer la identidad de otros dos miembros del movimiento.
Richart se reunía en una tertulia liberal que se desarrollaba en la barbería de Baltasar Gutiérrez, en la calle Leganitos de Madrid, y allí cuajó la idea de secuestrar a Fernando VII aprovechando sus frecuentes visitas, acompañado del aguador Perico Chamorro y el duque de Alagón, a una meretriz conocida como Pepa La Malagueña, en las inmediaciones de la Puerta de Alcalá.
Para ejecutar su plan, Richart, con la ayuda de Baltasar Gutiérrez, se puso en contacto con dos dos sargentos de Marina, Francisco Leyva y Victorino Illán, que, en principio, aceptaron participar en la conspiración. La idea original era detener al rey y obligarlo a proclamar la Constitución, pero si el rey y sus acompañantes se resistían, debían matarlo. Pero, tras las primeros momentos de exaltación revolucionaria, los dos sargentos se vinieron a bajo y denunciaron el plan a su capitán, Rafael Morales.
Para ejecutar su plan, Richart, con la ayuda de Baltasar Gutiérrez, se puso en contacto con dos dos sargentos de Marina, Francisco Leyva y Victorino Illán, que, en principio, aceptaron participar en la conspiración. La idea original era detener al rey y obligarlo a proclamar la Constitución, pero si el rey y sus acompañantes se resistían, debían matarlo. Pero, tras las primeros momentos de exaltación revolucionaria, los dos sargentos se vinieron a bajo y denunciaron el plan a su capitán, Rafael Morales.
Vicente Richart supo que su plan había sido denunciado por lo que fue a avisar a los dos escogidos para ejecutar el plan, pero los sargentos, pistolas en mano, lo arrestaron y se lo entregaron al capitán Morales.
Junto con Richart y Gutiérrez, fueron detenidos medio centenar de sospechosos de formar la Conspiración del Triángulo, aunque, finalmente, solo el general Richart y el barbero Gutiérrez, fueron declarados culpables de intento de regicidio y condenados a muerte, sentencia que se ejecutó el 6 de Mayo de 1816, cuando en la Plaza de la Cebada fueron ahorcados. Posteriormente, la cabeza de Richart quedó expuesta en el Camino Real, cerca de la Puerta de Alcalá, como aviso a quienes pretendieran atentar en el futuro contra el rey.
1 comentario:
Hoy hace 200 años que ejecutaron a mi paisano Vicent Richart. Descanse en paz, 200 años despues aun seguimos soñando con la republica que el anhelaba.
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