En 1998 publiqué en Diario de Cádiz un artículo proponiendo que en el futuro jardín que, entonces, se proyectaba en el solar que dejaría el cementerio de San José, se respetaran los monumentos funerarios -por supuesto vacías las tumbas de restos humanos-, como una forma de respetar la historia y el patrimonio gaditanos. Lo recordé aquí en una entrada que titulé De cementerio a parque.
La propuesta no tuvo éxito, aunque las autoridades locales, con la colaboración de los directivos del Cementerio Mancomunado de Chiclana, anunciaron que algunos de los monumentos funerarios que yo pedía se quedaran en Cádiz, se iban a trasladar al cementerio chiclanero, provocando, como así ha sido, una descontextualización de la historia de Cádiz, pues esos testimonios del pasado gaditano están fuera de lugar, no están en su sitio.
Pero es que, además, ya anunciamos que ese traslado iba a suponer la destrucción de gran parte de ese patrimonio, lo que desgraciadamente ocurrió, como se puede confirmar, una vez más, visitando la exposición sobre Cayetano del Toro en el castillo de Santa Catalina. En una de las salas se puede ver una foto de la losa que cubría la tumba del que fuera alcalde de Cádiz, lápida mandada colocar por el ayuntamiento de la ciudad en 1915.
La losa costeada por la ciudad, es decir, por los gaditanos, era un homenaje a Cayetano del Toro, "modelo de patriotismo, sabiduría y caridad", según decía la leyenda.
La losa ya no existe, el homenaje a quien fuera alcalde de Cádiz quedó arrasado tras la exhumación y traslado de los restos de Cayetano del Toro, según indica la cartela que acompaña la foto en la exposición.
El afán de ganancias del consorcio que gestiona el Cementerio Mancomunado y la desidia del ayuntamiento de Cádiz que permitió la destrucción de la losa, son los responsables de la pérdida de este testimonio del pasado de Cádiz, de la desaparición de una pieza más del patrimonio histórico y artístico gaditano.
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