En la plaza Viudas, en la casa en la que nació Fermín Salvochea, colocó el Ayuntamiento, en el año 1981, una placa recordándolo.
Treinta años después, la Asociación de Amigos de Fermín Salvochea colocó, en la casa, el azulejo que explica la ruta.
Y hace unos días, en la plaza de Candelaria, se ha colocado otro azulejo señalando el cuarto punto de la Ruta.
Sin embargo, no me convence el texto de este nuevo hito de la ruta, que, por exceso de concisión, resulta un tanto equívoco, como si la expropiación y el derribo fueran un capricho de Salvochea. Se debería haber explicado que, formando parte de un proyecto de mejora y ordenación urbana, el Ayuntamiento presidido por Fermín Salvochea tras ser elegido democráticamente alcalde de la ciudad, decidió derribar un convento en ruinas, que era un peligro para los viandantes, y abrir una nueva plaza en una ciudad necesitada de espacios libres.
La idea no era nueva. Ya Vicente Ferrino, a quien dediqué una entrada anterior, propuso en 1866 derribar el convento de la Candelaria, respetando la iglesia, escribió Ferrino, para construir casas y abaratar la vivienda en Cádiz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario