Hemos estado esta mañana por Plocia, calle que se ha convertido en un agradable centro hostelero. Queríamos probar uno de los últimos en abrir y, la verdad, nos hemos llevado un pequeño chasco. Exceptuando un plato, todo lo demás bastante ramplón y un servicio lento hasta la exasperación. Por eso he decidido que hay que destacar lo bueno, denunciar lo muy malo y obviar los insulsos, los que no aportan nada, sin mencionarlos siquiera.
Y voy a empezar destacando el pequeño restaurante Rayuela, en la calle Sopranis, donde estuvo el mítico Tadeo, la taberna donde tantos gaditanos nos iniciamos en unas copitas casi clandestinas.
A Rayuela habíamos ido hace tiempo y auque estuvo bien, no habíamos vuelto. Pero el reencuentro mereció la pena, y mucho. Pedimos cuatro platos, un ceviche clásico muy bien elaborado, un atún nikkei con salsa de soja verdaderamente espléndido, un lomo alto argentino muy bueno y con un punto perfecto, y unas costillas al tequila excelentes. Todo regado con Páramo de Guzmán, un Ribera más que correcto. No hubo postre, no entraba (estábamos ya bien). Precio muy adecuado.
Después charlamos un rato con Alberto, el cocinero, que nos contó sus peripecias y cómo recaló por Cádiz. Fue un rato muy agradable, en un local con muy buena cocina y un servicio amable y eficiente. Por todo ello creo que la visita a Rayuela es muy recomendable.
La foto se la he cogido prestada a Pepe Monforte y su imprescindible COSAS DE COMÉ
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