Con
este título, el historiador Joseph Fontana ha publicado unas reflexiones
sobre los recientes acontecimientos sociales y políticos desarrollados en
España que no me resisto a resumir y comentar.
Escribe Fontana con cierta carga de pesimismo,
pero también de razón, que hace tiempo dejó de creer
en la racionalidad de la especie humana, poniendo como ejemplo de
irracionalidad a quienes se inmolan en un atentado suicida con la esperanza de
gozar de un paraíso en el más allá, o a los que siguen preceptos irracionales
de sus iglesias, con la esperanza de una recompensa en otro paraíso. Pero,
advierte el historiador, que no es menos irracional la conducta de los votantes
que eligen a políticos que van a gobernar contra sus intereses, la de aquellos
que votan a presuntos imputados, incluso a imputados por corrupción y que
representan, dice Fontana, no a una derecha renovada, sino a la “heredera del
franquismo”, la que no duda en poner en solfa la identidad del estado, la
credibilidad de nuestro crédito, la que critica al gobierno central de conducir
a la ruina a las pequeñas empresas mientras adeuda cientos de millones de euros
a pequeños empresarios, la que denuncia sin pruebas ante los medio espionaje
político y luego se retracta (aunque no se disculpa), la que denuncia negocios
dudosos y corruptelas de los otros, mientras hace la vista gorda con las
propias, con negocios que están ya en los tribunales por su ilegalidad, e
impone en las listas a dirigentes imputados que han logrado con artimañas
legales retrasar la comparecencia ante los jueces. No dudan en cuestionar la
política económica nacional, aunque pongan en peligro la estabilidad del
estado, dispuestos, parece, a incluirnos en los rescates programados por las
exigencias del “consenso de Berlín”, recortando más nuestros derechos sociales.
Pero
el párrafo más pesimista de Fontana es aquel que, en cierta medida se dirige a
los “indignados”, a quienes se han manifestado libre y
voluntariamente en las plazas de nuestras ciudades, a quienes están
reivindicando la dignidad y la conciencia política y social, a los que buscan
pacíficamente un cambio, una sociedad renovada que priorice la vida de los
individuos por encima de los intereses económicos y políticos, los que sueñan
con un cambio en la sociedad y en la conciencia social. Reconociendo la
importancia del movimiento, Fontana reflexiona, “resulta
triste tener que decirles a los jóvenes indignados que se manifiestan en
nuestras plazas que no van a conseguir nada, entre otras razones porque sus
padres se han encargado de votar a quienes no sólo hacen mofa de sus
protestas”. Como señala el gran historiador catalán, “Va a haber que trabajar
mucho, y con mucha seriedad, para librarnos de la marea negra que nos invade”.Publicado en Diario de Cádiz, 9 de julio de 2011
2 comentarios:
La #spanishrevolution y la "democracia real ya". Delegación del Gobierno en Valencia multa a los "Indignados" que se manifestaron el 19-J. Amnistía Internacional: el uso de una fuerza excesiva contra los "Indignados" no debe quedar impune. Stop a los desahucios. Querella contra las agencias de calificación. La Xunta de Galicia gasta un millón de euros en alquilar coches que usa dos meses. El Parlamento de Cataluña rechaza bajar un 20% el sueldo de los altos cargos. Murcia se hunde. SGAE: están borrando datos y pruebas de la UPM y Microgénisis. Los archirricos. Las grandes empresas españolas piden más recortes. La patronal de la construcción pide un nuevo impuesto sobre los combustibles. CCOO y UGT pactan con Telefónica el despido de 6500 trabajadores. En España hay 1400000 hogares el los que nadie trabaja y 500000 sin ningún tipo de ingresos. El Presidente del TSJM ordena ejecutar las sentencias de desalojo. Esperanza Aguirre dice que las becas universitarias no deberían darse según la renta. Berlín aumenta la crisis... En:
http://aims.selfip.org/spanish_revolution.htm
Y los que nos queda por ver, sufrir, la Marea Negra que anuncia Fontana. No nos olvidemos que una marea negra, la de Mussolini en su marcha sobre Roma, elevó al fascismo a una forma de entender el gobierno "del pueblo", pero contra el pueblo.
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