Un golpe de mar por la Segunda Aguada dejó al descubierto unos huecos en la tierra, en la que se encontraron antiguos sepulcros, huesos, un vaso lacrimatorio, anillos de oro, camafeos y un arete. Todo el material, del que se hicieron cargo las autoridades, pasó a estudio facultativo de Juan Daura, arquitecto reconocido, cuyos conocimientos y eficacia nadie cuestionaría.
Lo interesante de la noticia es que se publicó en la primera página de El guardia nacional, perió2dico liberal editado en Barcelona, el 21 de marzo de 1838.
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