Consigna anarquista, desfasada y triste. El mando en democracia no es el del absolutismo. Es representativo, temporal y vulnerable a su caída por su mala gestión. El voto de cada ciudadano es la palanca que quita o pone gobierno. Aún no han aprendido que la fuerza del voto es mucho más poderosa de la de la violencia. Porque en lo que creen, incluso leyendo a Bakunin, es en el caos dimanente del desorden y de la justicia por su mano: "La acción directa", les llaman. Que traducido al idioma humanista es "la barbarie". Se necesita de La Ley, para proteger al débil y para poner freno al poderoso. Para aplicar y respetar el consenso social y la paz justa. Y en el último supuesto de un régimen poco justo, aún así hay que recordarles que es preferible la injusticia al desorden, porque dentro de la injusticia puede darse el orden, pero dentro del desorden no hay justicia que valga.
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Consigna anarquista, desfasada y triste. El mando en democracia no es el del absolutismo. Es representativo, temporal y vulnerable a su caída por su mala gestión. El voto de cada ciudadano es la palanca que quita o pone gobierno. Aún no han aprendido que la fuerza del voto es mucho más poderosa de la de la violencia. Porque en lo que creen, incluso leyendo a Bakunin, es en el caos dimanente del desorden y de la justicia por su mano: "La acción directa", les llaman. Que traducido al idioma humanista es "la barbarie". Se necesita de La Ley, para proteger al débil y para poner freno al poderoso. Para aplicar y respetar el consenso social y la paz justa. Y en el último supuesto de un régimen poco justo, aún así hay que recordarles que es preferible la injusticia al desorden, porque dentro de la injusticia puede darse el orden, pero dentro del desorden no hay justicia que valga.
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