Con motivo de un congreso organizado por la universidad, hemos vuelto a Córdoba, donde tanto nos gusta ir. Y, paseando desde el rectorado, en la avenida de Medina Azahara, hasta la facultad de Filosofía, en la plaza Cardenal Salzar, en plena judería, recorriendo las calles cordobesas, peregrinando de taberna en taberna, he sentido envidia, sana envidia de la limpieza de las calles de Córdoba, donde es muy difícil ver papeles en el suelo, o un recuerdo dejado por el dueño de un perro.
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