Carmona es una ciudad hermosa y bien cuidada, merece la pena visitarla, incluso en agosto, con 40º de temperatura.
Además, tiene buenas tabernas, bares y restaurantes, como la taberna Mingalario, todo un descubrimiento que debo a Antonio Pedro S., que me recomendó ir y pedir el montaíto de pringá. Desde que visité Mingalario me siento en deuda con el Canijo.
Mingalario es una antigua bodega, despacho de vinos, que se fue transformando en una estupenda taberna donde disfrutar de vinos y tapas, desde que la regenta Antonio (en la foto).
Comenzó hace poco más de treinta años, con sus famosos montaítos -de pringá, de lomo al jerez, serranito, arriero...-, para terminar con una carta con más de 80 propuestas, a las que hay que sumar las del día, que no están en la pizarra.
Vinos de barril de Barbadillo o Elias de Sanlúcar, vermú de Bollullos, vinos tintos y blancos de Rioja, Ribera, Rueda, Sevilla..., el famoso aguardiente Los Hermanos (de Carmona desde 1880), cerveza bien tirada...
Entre lo que probamos, destacan las sardinas anchoadas con salmorejo, los aliños, cochinillo confitado, el bacalao con naranja
las migas con huevo (la foto no es muy buena)
las puntillitas con pimientos asados, gambas y huevo
sin olvidar, por supuesto, el montaíto de pringá.
1 comentario:
Muchas gracias por esta entrada en vuestro blog,sin duda nos enorgullece mucho que unos clientes como vosotros nos hayais visitado.
Esperamos volver a veros pronto por aqui.
Un saludo
Antonio Martínez
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