Foto de Cádizdirecto
Lo he recordado, una vez más, al leer las noticias sobre la desilusión de la Corrala de la Bahía con el actual ayuntamiento. Y es que no se puede prometer, lo que no se tiene certeza de que se puede cumplir. Hemos visto en demasiadas ocasiones como los que no gobiernan alientan a la protesta, se adhieren a los que legítimamente se quejan y prometen cambios, que no saben si podrán hacer.
Pero, lamentablemente, es habitual ver a un dirigente político, cuyo ideario no es, precisamente, la lucha de la clase trabajadora, sumarse a una manifestación contra el gobernante de distinto signo; a otro recién llegado que simula desayunar con trabajadores que reivindican su futuro laboral, incluso sabiendo que no podrá influir en la solución del conflicto; o un aspirante a un cargo dar a entender que él podrá solucionar el problema, si accede al cargo, si le votan, pese a saber que, cuando llegue al cargo, la capacidad de maniobra es mínima, por no decir nula.
Por eso mantengo que, a la hora de elegir, a la hora de votar, hay que huir de consignas y de promesas electorales, no caer en ensoñaciones, no confiar en panfletos y buenas palabras, y elegir en conciencia, votar por ideología, por la propia convicción de lo que debe ser la sociedad en la que se quiere vivir.
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