Leyendo y escuchando lo que se comenta sobre las supuestas propuestas de PP, para seguir mandando en el ayuntamiento de Cádiz, hay una que casi todo el mundo da por sabida, como si fuera cosa natural, a pesar de lo que implica. Me refiero a la que supondría el abandono de Teófila Martínez de la candidatura a la alcaldía, para dar paso a Bruno García, al que se presenta como savia nueva, como alguien diferente a los que llevan veinte años mandando en la ciudad.
De ser así, la maniobra, tengo la impresión, tiene más trasfondo de lo que parece. Bruno García iba en el puesto número seis de la candidatura del PP. Para que se pudiera convertir en candidato a la alcaldía no solo tendría que renunciar Teófila Martínez, también tendrían que hacerlo, y en este orden, JB Fernández, Mercedes Colombo, Ignacio Romaní y Juan José Ortiz.
Esas renuncias no solo supondrían descabezar el gobierno municipal del PP -no olvidemos que Bruno García era el octavo teniente de alcalde en la corporación saliente-, o que Romaní y JB dejarían la presidencia de empresas municipales que han gobernado como si fueran propias, también supondría la salida de todos los representantes municipales del PP en el actual organigrama de la Zona Franca.
Sospecho que la Zona Franca es también una de las claves del interés del PP en no perder el ayuntamiento de Cádiz. Con el ascenso de Bruno García, dejarían la Zona Franca Teófila Martínez (Presidenta) JB Fernández, Ignacio Romaní (ambos vocales del Pleno y del Comité Ejecutivo) y Mercedes Colombo (vocal del Pleno), es decir, cuatro de los cinco que tendrían que renunciar a seguir como concejales. Pero la Zona Franca, que vive todavía los efectos de las imputaciones y escándalos de anteriores etapas de delegados gubernativos del PP, inmersa en una reestructuración y ampliación discutidas y discutibles, y pese a la competencia de la Zona Franca sevillana -incluso por eso también-, sigue siendo un importante centro de poder y un objetivo estratégico y político del máximo nivel.
Y por eso, algunos, estarán inquietos por la llegada de José María González a la presidencia, de Kichi y unos cuantos de Podemos dispuestos a abrir cajones y levantar alfombras.
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