Inaugurada con ese nombre, pronto pasó a ser conocida, al igual que ocurrió con quien le dio nombre, como plaza de Mina. Hasta 1836 la plaza de Mina formaba parte del jardín y huerto del Convento de San Francisco. El plano de Tomás de Sisto, de 1811 -reeditado en 1812-, permite hacernos una idea de cómo era el conjunto del convento con el jardín.
Las letras n y j, se corresponden, en 1811, con las plazuelas de Loreto (n) y plaza de San Francisco (j), hoy plaza de San Francisco y del Cristo de la Veracruz, respectivamente. Pero es interesante comprobar, mirando el jardín -actual plaza de Mina- cómo la calle del Tinte es más larga que el actual callejón del mismo nombre, que la calle del Puerto era continuación de San José y llagaba hasta la Alameda, y que el lateral que no tiene nombre corresponde con la calle del Calvario.
Tras la desamortización de Mendizábal el jardín y huerta del convento de San francisco, con parte de los edificios, pasaron a dominio municipal. El jardín se abrió al público hacia 1838 y tres años después, en 1841, se colocaron los bancos y el emparrado que la caracterizó
durante mucho tiempo.
La imagen es de una litografía de Arnaut.
No hay comentarios:
Publicar un comentario