Esta mañana me pasé por la nueva tienda Miniso en la calle Columela. Es una tienda muy bonita por fuera y las cosas graciosas por dentro te atraen. Antes de darme cuenta estaba subiendo las escaleras. Una vez dentro, me quedé en la entrada mirando hacía atrás porque me di cuenta que faltaba el acceso para sillas de ruedas. Pregunté a la dependienta, y me respondió muy amablemente, “no, no tenemos rampa en la entrada, pero si quieres puedo abrir la puerta trasera y bajar la rampa”. Le miré con una cara de decepción, a la que ella no supo responder, porque yo estaba pensando en Marcela y como le gustaría ella entrar allí y mirar las cositas, dignamente como cualquier otro. Pero si lo hace en su silla de rueda está obligada acceder por la puerta trasera. Me intenté confortar a mi misma, sabiendo que Marcela tiene la suerte de no tener que ir siempre con una silla, pero luego pensé en los que sí, que por necesidad no les queda más remedio que ir en silla de rueda, y me indignó.
Ese privilegio que damos a las personas sin discapacidad tiene nombre, se llama capacidadismo y hace daño. Igual que el racismo y el sexismo el capacidadismo mantiene la brecha entre grupos de personas, dando benéfico a algunos al detrimento de otros. Obligar a una persona a entrar por la puerta trasera es un acto de discriminación.
En un intento de justiciarlo pensé que quizás es una nueva tienda, con pocos fondos y no podían “permitirse” la obra de una rampa de entrada. Pero, descubrí que Miniso tiene 40 tiendas en España así que tiene dinero suficiente para poner una rampa. Luego cuestioné las leyes, ¿no tenemos estatutos que obligan que los negocios sean accesibles, en igual de condiciones, para todos? ¿El ayuntamiento, urbanización, educación, etc. no habéis formado equipos para velar por la inclusión de todos los ciudadanos? ¿Por qué seguimos viendo este tipo de transgresión opresiva?
Tenemos dinero y recursos suficientes para construir una sociedad fundamentada en la igualdad y la equidad, pero no lo hacemos porque es más fácil y más barato seguir las pautas habituales. A quien le corresponda en Miniso, debéis entender que una entrada por detrás es segregar, no igualar. Y debéis tener vergüenza de no haber pensado en esto. En el siglo que estamos viviendo no hay justificación. También a los que os han concedido el permiso de obra, los que han dado el visto bueno para abrir, sin asegurar la accesibilidad, deshonráis a la humanidad.
Soy consciente que a vosotros no os importa mucho, pero por respeto a mi hija y todas las personas como ella, no compraremos en ninguna tienda que obligue a una persona con movilidad reducida a entrar por la puerta trasera. Por allí podéis entrar vosotros.
-Rita Serghini
1 comentario:
Bien denunciado el asunto que afecta a muchas personas.No obstante, alguien con autoridad, funcionario incluido, es de suponer, que concedió el permiso de apertura del establecimiento.
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