La Junta de Andalucía, cuando en el curso 2013-2014, suspendió las actividades académicas de la Escuela de Hostelería de Cádiz -sin que todavía se puedan entender los motivos del cierre-, no solo trataron injustamente a los profesionales y docentes que habían llevado a la escuela a un alto nivel de excelencia, también fastidiaron, y mucho, a los alumnos que allí se estaban formando.
La Junta no puede ahora, al anunciar su reapertura como si fuera un logro político, no puede, reitero, olvidarse de los alumnos cuya formación dejó a medias.
Está bien que, con la reapertura de la Escuela, se convoque un proceso de selección para cursar el primer año, pero lo justo y necesario es que convoque a los alumnos que vieron congelados sus estudios para que sean ellos, y nadie más, los que decidan si quieren cursar el segundo año.
Lo que piden esos alumnos no es un privilegio, es un derecho que la Junta debe respetar. No hay excusa posible, y mucho menos si la razón es presupuestaria. La Junta debe hacer un esfuerzo por resarcir a los trabajadores, a los alumnos y a Cádiz, por tantos años de negligencia y pésima gestión política y administrativa con la Escuela de Hostelería de Cádiz.
La foto es de Cádizdirecto.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario