Elías Ahúja. Foto tomada de la web del CM Elías Ahuja
En mayo de 2014 los miembros de la Tertulia del Bar Bahía presentaron al ayuntamiento de Cádiz una propuesta: incluir en el callejero gaditano a Elías Ahúja.
En el escrito que presentaron -y que utilizo para hacerme eco de su propuesta- recordaban que Ahúja es recordado en El Puerto de Santa María dando nombre a una plaza, en Paterna, da nombre a una avenida y a la casa de la cultura, tiene calle en Espera y en Madrid, una glorieta y un colegio mayor -patrocinado por la Fundación de su mismo nombre. Sin embargo, en Cádiz, donde nació el8
de enero de 18 63, no hay nada que
recuerde a Elías Ahúja y Andría, y eso que hay motivos sobrados para un reconocimiento oficial y popular, por su labor social, en la que invirtió gran parte de la fortuna ganada en América.
Elías Ahúja, tras realizar el bachiller en el viejo Instituto Columela de la calle San Francisco, por deseo de su padre -copropietario de bodegas Sancho, en El Puerto de Santa María-, siguió sus estudios, desde 1880, en Estados Unidos. A partir de 1902 trabajó para la empresa DuPont, gestionando, como apoderado, los intereses de la compañía en el nitrato chileno. Su actividad empresarial y sus inversiones bursátiles en Nueva York, lo enriquecieron.
Regresó a España en 1922, residiendo en El Puerto de Santa María fundando Beneficencia Particular Elías Ahúja, una actividad filantrópica que atendía comedores sociales, colonias infantiles, atención a los presos y muchas otras actividades benéficas en la provincia de Cádiz y otros lugares de España. A pesar de ello, y de de que fue candidato independiente en una candidatura de derechas, a partir de 1937 grupos franquistas -al parecer de manera destacada Falange-, inician una intensa campaña contra Ahúja, al que acusan de masón, entre otras lindezas, que le obliga, en mayo de 1937, a abandonar España por Gibraltar. No regresó nunca más a España, a pesar de que en 1945 se le exoneró de las acusaciones de masón. Sin embargo, continuó dedicando su fortuna a fines sociales a través dela Fundación Good
Samaritan, asumiendo, también ayudas a estudiantes universitarios a través de la Fundación Elías Ahúja, que tiene su sede en Madrid.
En el escrito que presentaron -y que utilizo para hacerme eco de su propuesta- recordaban que Ahúja es recordado en El Puerto de Santa María dando nombre a una plaza, en Paterna, da nombre a una avenida y a la casa de la cultura, tiene calle en Espera y en Madrid, una glorieta y un colegio mayor -patrocinado por la Fundación de su mismo nombre. Sin embargo, en Cádiz, donde nació el
Elías Ahúja, tras realizar el bachiller en el viejo Instituto Columela de la calle San Francisco, por deseo de su padre -copropietario de bodegas Sancho, en El Puerto de Santa María-, siguió sus estudios, desde 1880, en Estados Unidos. A partir de 1902 trabajó para la empresa DuPont, gestionando, como apoderado, los intereses de la compañía en el nitrato chileno. Su actividad empresarial y sus inversiones bursátiles en Nueva York, lo enriquecieron.
Regresó a España en 1922, residiendo en El Puerto de Santa María fundando Beneficencia Particular Elías Ahúja, una actividad filantrópica que atendía comedores sociales, colonias infantiles, atención a los presos y muchas otras actividades benéficas en la provincia de Cádiz y otros lugares de España. A pesar de ello, y de de que fue candidato independiente en una candidatura de derechas, a partir de 1937 grupos franquistas -al parecer de manera destacada Falange-, inician una intensa campaña contra Ahúja, al que acusan de masón, entre otras lindezas, que le obliga, en mayo de 1937, a abandonar España por Gibraltar. No regresó nunca más a España, a pesar de que en 1945 se le exoneró de las acusaciones de masón. Sin embargo, continuó dedicando su fortuna a fines sociales a través de
Elías Ahúja Andría merece un reconocimiento oficial en Cádiz, pues, como exponían los miembros de la Tertulia del Bar Bahía, "por encima de enfrentamientos ideológicos que él mismo sufrió personalmente, contribuyó con su fortuna a aliviar situaciones de penuria de sus paisanos, que, en otro contexto pero con parecida gravedad, vuelven a producirse en nuestros días".
Más información sobre Elías Ahúja en el libro de Manuel Martínez Cordero: El buen samaritano Elías Ahúja, El Puerto, 2011.
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