Cuenta Antonio Alcalá Galiano, en sus Recuerdos de un anciano, cómo participó, formando parte de una cuadrilla de amigos que solían acudir a la tertulia de la marquesa de Pontejos, en los trabajos de construcción de La Cortadura, describiendo el buen humor y optimismo que reinaba entre los que allí acudían, y cómo "una enorme caldera llena de arroz con buenos tasajos", consumida con cucharas de madera y paso atrás, servía para aliviar la fatiga de la construcción.
El tasajo es carne seca, salada, parecido a la cecina, y era plato frecuente del rancho militar, con arroz o con legumbres como garbanzos o judías.
El arroz con tasajo de res es uno de los platos que el Restaurante San Antonio ha incluido en su "Carta de platos del Bicentenario". Lo probé ayer y me pareció muy bueno; también me gustó el plato de codornices del bosque. Quedaron para otro día los calamarcitos guisados, el menudillo de ave, así hasta más de una docena de platos.
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