Lugar: sala de espera en la entrada del paritorio del Hospital Puerta del Mar, 3ª planta.
Situación: familiares esperando noticias de un parto.
Había un grupo de 14 (catorce) personas, familiares y algún amigo, esperando el nacimiento de una niña. Todos más o menos cabreados por que la parturienta había entrado a las 18 horas y, a las 19, sólo les habían dicho que todo iba bien y normal; protestaban, querían información, incluso hubo quien dijo que deberían informar a las familias cada cinco o diez minutos, que seguro que allí dentro estaban todos sentados viendo la tele, que así funciona el SAS, que era para poner una denuncia...
Poco antes de las 20 horas uno de ellos recibe una foto en el móvil: ha nacido la niña. A partir de ahí el follón aumenta de volumen, sin importarles nada el resto de los que esperaban, ni los gestos de preocupación de otro grupo de familia que estaba allí por motivos bien diferentes. Unos siete u ocho se ponen al unísono a llanar por teléfono, mejor dicho, a gritar por teléfono: "Ya ha nacío mi niña", "Ya soy abuela", "No, no la hemos visto, pero en el móvil, ¡se la ve más gordita!, y cero que se parece a la madre..." Dos de los reunidos se marchan, y llegan cinco más, pasan a ser 17 chillones, a los que el resto de los que allí esperaban les importa un comino...
¿Cómo es posible que se permita esto?
En lo único que tenían razón es que alguien debería haber protestado, para que los echaran de allí.
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