Ante la noticia de que la figura central del monumento a las Cortes ha perdido la espada, que estaba tirada a los pies del monumento, ha despertado una oleada de indignación contra el vandalismo que se supone es la causa, y muchas voces claman contra los gamberros, contra los cafres, autores del desaguisado.
Lamento disentir de la mayoría. Lo que ha ocurrido es vandalismo, pero un vandalismo que en Cádiz lleva ya mucho tiempo imperando: el abandono institucional sobre el patrimonio.
La espada no se ha roto por la acción de un gamberro, la espada ha caído por falta de cuidado, de mantenimiento. Se ve claramente en las fotos que Hans hizo ayer. En la primera, se ve claramente el óxido en la empuñadura y la mano de la estatua.
Pero observen la segunda: una mano rota señala un libro también deteriorado y, encima, un crucifijo roto.
No busquen gamberros, miren a las instituciones, al ayuntamiento principalmente, en tanto que responsable del mantenimiento urbano, pero también a la Junta de Andalucía y al gobierno de España, que tampoco hacen nada por mantener el espíritu y la herencia material del Cádiz que vio nacer la primera Constitución española.
2 comentarios:
Sobre todo teniendo en cuenta que antes de las elecciones municipales se limpió el monumento con agua a presión por Limpiezas El Sol, que me parece a mí que ni el método ni el tipo de empresa son los adecuados.
El óxido mental y el nihilismo de las administraciones públicas:municipales, regionales y estatales, en materia de conservación y aprecio del patrimonio público, significa esta caída de la espada del monumento gaditano;que además representa, el intento de instaurar una monarquia parlamentaria en este Reino; que había permanecido en la Edad Feudal hasta el siglo XVIII. Así que toda queja o crítica, seguirá siendo inútil.Otra espada la de Damocles, representado el peligro permanente de la ineptitud y de la desidia, permanecerá por encima de nuestras cabezas.Nos creemos ciudadanos y no somos más una masa gris y borrosa, para quienes gobiernan, incluyendo a los del municipio de la espada oxidada,Estos no tenían ni dinamita en los cartuchos, ni ideas en la alforjas, solo un callejero para aprovechar la Memoria Histórica, como un sueño revolucionario muy casero y familiar;para regocijo De la Peña y creyentes de la misma.
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