Incluso le sobran, por eso los colocan en las fachadas del casco histórico.
Los pusieron para una campaña publicitaria antes del bicentenario de la Constitución de 1812 y, sin cortarse un pelo, los colocaron en fachadas de piedra ostionera, edificios del interés de la Casa Amaya, palacetes como el de Mora, fachadas de iglesias como San Agustín, junto a altorrelieves como los de Vasallo en la calle Novena..., en cualquier parte, y cuatro años después, ahí siguen, atentando contra el patrimonio.
1 comentario:
No se cortan ni un pelín.
Manejan las fachadas ajenas como propias y ningunean los inmuebles protegidos a su antojo, aunque es evidente que los peperianos no son las manos ejecutoras. ¿No serán los propios funcionarios los que tomen estas decisiones ante la orden de publicidad partidista a costa del erario?.
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