La herencia del Teofilato 1

Con el término Teofilato se ha querido enmarcar una época de la vida política de la ciudad de Cádiz, unos años, casi veinte ya, en los que se ha sentado en el sillón de San Juan de Dios, presidiendo el ayuntamiento de Cádiz y gobernando la ciudad con puño de hierro, Teófila Martínez Sáiz.

No es un término nuevo, ni acuñado por quien suscribe. No sé a quien se le ocurrió, ni quien fue el primero en usarlo, pero la primera vez que lo leí fue el 28 de mayo de 2010 en La Voz de Cádiz; recientemente lo he vuelto a encontrar, el 19 de enero de 2014, en Diario de Cádiz, y me parece tan acertado que lo utilizo en esta nueva sección del blog.

Debo reconocer, también, que, aunque tenía una vaga idea de lo que quería hacer, la lectura del artículo de Javier Marías titulado Guarrerías, me ayudó a darle forma, pues Javier Marías escribió un texto que, perfectamente, se podría aplicar a Cádiz, y que termina con una sugerencia: si no te gusta lo que han hecho con tu ciudad, dilo, y que las elecciones decidan.

El Teofilato ha mostrado una forma peculiar de gobernar y tomar decisiones, pese a quien le pese, como ocurre con la nueva concepción del urbanismo impuesto en la ciudad.

Por ejemplo, antes una plaza era un espacio libre, de uso público. Con el Teofilato, en Cádiz se transforman las plazas, que dejan de ser públicas, en beneficio de una empresa. Como modelo del nuevo tipo de plazas, la plaza de Rocío Jurado:

Atrás, muy atrás, quedan los tiempos en que Teófila Martínez se hacía fotos, en olor de multitud, con Rocío Jurado. Era junio de 2001. La homenajeada ya no puede ver qué ha pasado con su plaza.