domingo, 4 de agosto de 2013

El general Varela y el dinero aliado.

Hubo cierto "escándalo" cuando se publicó, hace unas semanas, que el general Varela estaba entre los comprados por el servicio secreto inglés, pero eso ya se sabía, lo había publicado Ramón Garriga en 1976. Lo habíamos "olvidado", pero lo recordó Luis Togores hace un par de años:

Luis Togores, en Yagúe, el general falangista de Franco (La esfera de los Libros, Madrid, 2010)

página 313, escribe:
"El desembarco aliado en el norte de África provocó que los ministros falangistas (Asensio, Arrese, Girón, Miguel Primo de Rivera, Blas Pérez y Demetrio Carceller) pidiesen una mayor aproximación a Alemania, ante la oposición de derechistas y católicos. Está claro que deseaban la entrada en la guerra. El monárquico pero germanófilo ministro del Aire Vigón también ve positiva la entrada. Junto a ellos están lógicamente Yagüe y Muñoz Grandes, y generales tan prestigiosos como García Valiño. Frente a ellos encontramos el bloque de partidarios de la neutralidad (muchos de ellos tienen sus simpatías y/o intereses con los Aliados), formado por Kindelán, Varela, Ponte, Orgaz, Aranda y jordana. Unos porque piensan que la victoria aliada traerá indefectiblemente la monarquía. Otros, como Aranda, porque estaban comprados por las libras esterlinas, con la finalidad de constituir un grupo de presión para impedir la entrada de España en la guerra".

Y en la nota 57 (de la misma página), escribe "March trabajaba por cuenta de Londres sobornando a militares españoles con este propósito. Entre los militares sobornados por los Aliados parece que estaban Varela, Kindelán, Orgaz, Ponte, Vigón, Solchaga, Tella, Espinosa, Barrón y Yagüe, según afirma Ramón Garriga en La España de Franco, pp. 97 y ss. Pío Moa insiste en que no hay pruebas. Aranda era sobornado por los ingleses, apoyado por —según Marquina— Kindelán, Orgaz y Queipo de Llano, cosa muy dudosa dado el alejamiento de este último de la política tras terminar la guerra".GARRIGA, Ramón, La España de Franco, 1939-1942, Gregorio del Toro, Madrid, 1976.

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