sábado, 24 de agosto de 2013

Café Royalty, de nuevo



Al Café Royalty, desde que lo abrieron, habíamos ido en varias ocasiones pues pensamos que la recuperación hecha y la decoración renovada y exquisita, merecen aplauso y, lo que es más importante, apoyo, para que se convierta en un lugar de referencia. Pero siempre salimos poco satisfechos, por el servicio -amable, pero muy inexperto y poco eficiente- y por echar en falta algún producto que consideramos, en nuesta opinión, básico. Ya comenté en otra ocasión lo que me pasó cuando pedí un amontillado del Marco del Jerez.


Hace unas semanas supimos que había cambio en la gestión y en la cocina. Así supimos que Francisco Chulián, profesor de la Escuela de Hostelería de Cádiz, estaba asesorando el cambio en la carta y el servicio y que Paco González, atendiendo la llamada de Chulián, se hacía cargo de la cocina. Paco es un cocinero joven, salido de la Escuela de Hostelería, que ha trabajado en buenas cocinas en la provincia de Cádiz y fuera de la provincia, en retaurantes y hoteles de Madrid, Bayona o Sevilla. En principio, Chulián y Paco eran dos garantías, a las que se unió encontrarnos en la sala a Lara, una experta camarera, procedente también de la Escuela.

Así que anoche nos fuimos a cenar al Royalty y el resultado fue excelente. De entrada pedí, naturalmente, un amontillado, y me ofrecieron uno de los que me gustan, de los que no son fáciles de encontrar normalmente, AB de González Byass.

Como el menú estaba ya seleccionado, nos centramos en los vinos. Ofrecen una carta de vinos, quizás corta, pero muy correcta, sin grandes exigencias, con vinos buenos y buen precio. Nosotros escogimos dos, en función del menú que nos anunciaron. Primero, Bicos Albariño, de bodegas Martín Códax; después Finca Resalso, un Ribera del Duero de bodegas Emilio Moro.

El menú, una degustación escogida por Paco González, una delicia. Consistió en un suave y rico foie de pato; a continuación un excelente tartar de atún con huevas de salmón, acompañado, para mi sorpresa, de patatas paja y una suave salsa de pistachos, formidable el tartar que, a mi juicio, no perdía con las patatas, al contrario, casaban muy bien; un pulpo a la gallega, de excelente cocción, acompañado de unas perlas de patatas que estaban sosas; una excelente ventresca de atún a la plancha, en un punto perfecto, con tomate confitado y patatas al vapor, también sosas; y por último nos ofrecieron dos opciones de carne, o solomillo de retinto, o cochinillo. El solomillo, también con un punto perfecto, muy bueno; pero el cochinillo, deshuesado, con salsa de manzana, verduritas y pastel de patatas -esta vez bien de sal- sencillamente espectacular, de los mejores que he comido.

Un surtido de postres, helado de fresa, puding y souflé de chocolate, los tres buenos, destacando el souflé, cerraban el menú.

Y un servicio amable y eficaz, con música en directo, completaron una gran noche. Para repetir.

2 comentarios:

Mariano Del Río dijo...

Con esta plantilla merece una visita, y en cuanto a la ausencia de sal, es la tendencia.

Ana de la Serna dijo...

Me alegro de q te haya gustado esta segunda vez. Lo de las patatas sosas, por suerte, tiene facil solucion ;) Esperamos q vuelvas pronto y q coincidamos. Saludos y gracias!!