miércoles, 20 de agosto de 2014

La impostura de un diputado


Conozco poco del diputado autonómico por el PP, sr. Rafael Ruiz Canto, aparte de lo que dice la web de su partido, en la que se indica que es funcionario de la administración local, que tiene estudios medios, que está especializado en Seguridad personal, Técnicas policiales y criminológicas, y que cursó estudios en la rama de Derecho en la UNED, fórmula utilizada por muchos políticos, de todas las formaciones, para indicar que, en algún momento, se matricularon en la universidad, pero que no tienen el título universitario de "la rama" mencionada, en este caso Derecho.

Del diputado Ruiz Canto recoge Diario de Cádiz unas declaraciones sorprendentes por la demostración de incultura política y general que contienen, posiblemente, por no haber logrado terminar la carrera. Afirma Ruiz Canto que Irene García, secretaria general del PSOE en la provincia de Cádiz, que firmó acuerdos siendo alcaldesa de Sanlúcar con Ángel Ojeda, "debe demostrar que no es cómplice" del fraude por el que está imputado Ojeda.    

Da la impresión que en el tiempo que estuvo estudiando Ruiz Canto no aprendió el principio de presunción de inocencia, recogido por la Constitución española de 1978, que en su artículo 24, punto 2, dice todos los españoles tienen derecho "a la presunción de inocencia", incluso más, "a no declarar contra sí mismos". 

Ruiz Canto, no puede exigir a García, ni a nadie, que demuestre su inocencia, antes al contrario, si tiene pruebas de lo que dice, tiene la obligación de acudir al juzgado y presentar la pertinente denuncia, pues en caso contrario podría ser él quien cometiera una presunta falta de omisión. Y debería hacerlo cuando acusa, directamente, a Irene García de "fomentar" el fraude, lo que, si Ruiz Canto no puede demostrar, podría ser motivo de una demanda de la responsable socialista, contra el diputado del PP. 

Mientras no haya pruebas reales y se acuda a los tribunales, se debería terminar ya con esta puñetera costumbre de los políticos españoles -del PP, del PSOE, o del partido que sea-, de acusar a los demás de corruptelas, sin mirar hacia las filas del propio partido, pues hace ya mucho tiempo que se constata, días tras día, que corruptos hay en las filas de casi todos los partidos, destacando las del PP y del PSOE.

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