sábado, 3 de mayo de 2014

Museo del Carnaval, quince años mareando la perdiz

En el BOE de 21 de octubre de 2002 se publicó la inscripción, en el registro de fundaciones, de la "Fundación 1884. Casa Museo del Carnaval de Cádiz", indicando que la Fundación se había constituido ante el notario de Cádiz, Federico Linares, según protocolo fechado el 19 de julio de 1999. Es decir, llevamos ya más de quince años mareando la perdiz del Museo, perdiz que se pone en la olla para guisarla cada vez que se aproxima un período electoral, como ocurre ahora.


Escribí en 2008 sobre el asunto, sobre cómo la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento recurrían al Museo como arma arrojadiza en períodos electorales y nuevamente se repite. La Junta de Andalucía dice que ha cumplido dejando u solar disponible en el barrio de La Viña; el Ayuntamiento que con eso la Junta no cumple, y decide trasladar el museo a Guerra Jiménez, y el boceto presentado ha encontrado una amplia contestación en los medios de comunicación y redes sociales.

Y, naturalmente, todos se apuntan a ofrecer ideas sobre donde ubicar el museo. En el PSOE están divididos entre el Palacio Recaño y El Olivillo; IU dice que debe estar en La Viña, coincidiendo con el PA que pretende tirar de la historia y dice que debe estar en La Viña, arguyendo que allí nace el Carnaval, desconociendo que, en el siglo XIX y primeras décadas del XX, se decía que el Carnaval gaditano comenzaba en el Barrio de Santa María; UPyD que se instale en Valcárcel... Hay propuestas particulares, como la de Paco Rosado que propone los Depósitos de Tabacalera, propuesta que ha sido contestada con el argumento, poco consistente, de que el muso debe estar en el casco histórico. Yo me sumo a  la nómina de proponentes y pongo sobre el tapete el antiguo instituto Rosario, en la calle de San Francisco.

Pero lo que tengo claro es que, después de 15 años, lo que caracteriza al museo de Carnaval es su función electoral, que convierte a la Fundación y al Museo en una mascarada carnavalesca y poco más: se derribó un edificio para, en su solar construir un museo, y ahora no se hace; se hizo un concurso de proyectos, que ganó el arquitecto Giles, que imagino se pagó, y no sirve ahora de nada; hubo otro concurso de diseño expositivo, también inútil ya, pese a que se pagó el trabajo; y en el PGOU no se contempla el museo, si no una guardería, incluso en su día se habló de viviendas y locales comerciales, por lo que ha habido que modificarlo a prisa y corriendo, aunque IU anuncia que alegará contra la decisión del PP. 

Total, que, de momento, el Museo, como el propio Carnaval, es pura ficción,  una máscara que se renueva electoralmente cada cuatro años. De lo que no se habla es del despilfarro de dinero público que se ha hecho: proyecto arquitectónico, proyecto de contenidos, solar vacío..., de eso nadie da cuentas.

 

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