Es difícil encontrar en Cádiz a alguien que no tenga un buen recuerdo de Gonzalo Córdoba, como tantos otros, podría comentar momentos divertidos, conversaciones chispeantes y también serias, en las que demostraba su interés y preocupación por la sociedad y, especialmente, por Cádiz y por su barrio. Personalmente le debo dos momentos en los que me demostró su gran bonhomía, pero cuando me enteré de la triste noticia, una de mis primeros recuerdos fue cuando, para celebrar los 25 años de El Faro, me pidió colaboración para organizar unas jornadas culturales en el restaurante, unas charlas desarrolladas en un comedor antes de la apertura nocturna. Cuando me tocó el turno, se sentó a mi lado para acompañarme y presentarme, Juman dejó testimonio del momento.
La imagen de Gonzalo, paseando sonriente por su restaurante, no se borrará nunca.
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