Conocí la canción "Somos los gendarmes del mundo", de Phil Ochs, a finales de los sesenta, gracias a una amiga belga, Anne Tricot. Me impresionó la fuerza crítica de la letra que, en traducción libre, termina "somos los dueños de medio mundo, ¿no lo veis? / y nuestros beneficios se llaman democracia / así que, os guste o no, tendréis que ser libres / porque somos los gendarmes del mundo, muchachos / somos los gendarmes del mundo".
La canción de Phil Ochs, que criticaba el imperialismo estadounidense de los años setenta, vuelve a tener todo su sentido con Donald Trump.
Trump -y no deja de sorprenderme- actúa como un monarca absoluto, como un auténtico déspota que, como se ha dicho, no respeta los textos constitucionales de los Estados Unidos de América, mientras que desprecia la declaración universal de derechos humanos, la legislación y los acuerdos internacionales y las resoluciones de la ONU.
Lo sorprendente es que, saltándose de Constitución y las famosas enmiendas que desarrollan y defienden derechos conquistados históricamente en su país, arrasando la división de poderes y los más elementales principios de la democracia, en Estados Unidos no se percibe reacción en defensa de las libertades y los derechos individuales. Trump, con su socio -socio en los negocios- Elon Musk, está desmantelando organismos federales, despidiendo funcionarios, persiguiendo a los que, por mandato superior, lo investigaron, a los inspectores que vigilan los excesos empresariales propios, de Musk y otros que lo apoyaron para alcanzar la presidencia, está aplicando políticas racistas y contrarias a los derechos humanos con los inmigrantes, acabando con programas de investigación científica, recortando en educación pública ..., sin que los ciudadanos americanos muestren resistencia.
Tampoco se nota una reacción internacional para poner freno a sus desmanes. Pretende apropiarse de Groenlandia, del Canal de Panamá, convertir a Canadá en un apéndice yankee, expulsar a los palestinos de su tierra y convertir Gaza en una playa de lujo, bajo soberanía estadounidense, acabar con Ucrania, poner al servicio de los negocios de EEUU a Europa..., mientras que los gobiernos europeos hacen declaraciones, pero no toman medidas reales.
Mientras tanto Donald Trump sigue a lo suyo, dispuesto a aplastar a quien ose oponerse a sus delirios de déspota nada ilustrado. Tiene clara cual es su misión, es el gendarme del mundo.
En la imagen, el dibujo de Edel Rodriguez, que fue portada de Der spiegel, el 4 de febrero de 2017.
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