Que se hable de la posibilidad de que le den el premio Nobel de la Paz a quien fomenta el odio, persigue a inmigrantes, ordena reprimir a sus oponentes, despedir a quienes cumplieron con su obligación investigando sus tejemanejes, alentó el asalto al poder legislativo de su país, aprueba los crímenes de Netanyahu y permite el genocidio en Gaza, piensa desplazar de su tierra al pueblo palestino y su burla de la ONU, entre otras lindezas, me parece un monumento al sarcasmo y la hipocresía.
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