miércoles, 11 de diciembre de 2024

Comercio local: la paja en el ojo ajeno.

Llegan las compras de Navidad y vuelve a activarse el debate y la campaña para apoyar al comercio local y las compras en los establecimientos de barrio o de cercanía. En el caso de Cádiz no debía ser difícil, la ciudad apenas tiene 11 km2 de superficie. Lo que ocurre es que faltan incentivos y conciencia.

Incentivos. Hace más de un año José Antonio Hidalgo proponía claves para potenciarlo, que se podían resumir en variedad en la oferta, facilidades en la accesibilidad a las zonas comerciales, complementariedad en la oferta (básicamente lo que se hace en Navidad, ofrecer otros atractivos en el entorno), a las que añadía "extramuros también existe". Pueden leer el artículo de Hidalgo aquí.

A las propuestas de Hidalgo habría que añadir, al menos, un par de incentivos más: regular la situación de los locales comerciales vacíos, incentivando el alquiler o, si fuera necesario, penalizando la especulación. 

Y, en la misma línea, regular la vivienda: de nada sirven las campañas de apoyo al comercio loaal, a la compra en los comercios del barrio, si no hay vecinos. Los turistas, pasajeros por naturaleza, no van a levantar el comercio local, ni tan siquiera las tiendas de comestibles.

Conciencia. Parece lo más sencillo, pero es lo más complejo: son multitud los que pregonan por las redes que es una pena lo que está pasando con el comercio local, mientras están comprando por internet, como hace más de un comerciante de Cádiz, mienras se queja de la situación de su negocio.

Nunca olvidaré la queja de un conocido, propietario de un local en el centro de la ciudad, lamentando la escasez de sus ventas, de lo que culpaba a que la gente compraba lo que el vendía por internet, Y se quejaba vehementemente, mientras bajo el brazo sostenía un paquete de una conocida empresa de venta en línea, a la que le había comprado unas zapatilles de deporte. Cuando le señalé su contradicción, arguyó que se había ahorrado 11 euros y no había tenido que desplazarse a la tienda de deportes, le habían llevado las zapatillas ¡a su local!

Es lo que hay, mientras solo veamos la paja en el ojo ajeno, pero no la viga en el propio, la situación no cambiará, por muchos villancicos que nos atormenten por las calles.

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