sábado, 30 de septiembre de 2017

Boicot a cineastas israelíes


Antes de empezar, recordaré que sobre la política del estado de Israel he escrito en varias ocasiones lo que pienso, como se puede comprobar, por ejemplo aquí, aquí y aquí, y podría incluir algunos artículos publicados en Diario de Cádiz y en los periódicos del Grupo Joly.

Dicho eso, que no sé si a algunos les habrá quedado claro, también digo que no entiendo que se haya suspendido el ciclo de cine de autor, así, subrayado, de cineastas israelíes.

Y no lo entiendo, puesto que pienso que la política y la cultura son asuntos diferentes, que se puede hacer literatura, música, arte o cine, como es el caso, sin comulgar, sin identificarse, con la política del estado en el que estás nacionalizado. Para que se me entienda bien, es como si se identificara lo que hacen gente como Sabina, García Montero o Almodóvar, con la política de Rajoy (con la política actual del estado español) y, por tanto, los boicotearan en Cuba o en Noruega. 

Ni tan siquiera me vale el argumento esgrimido de que el ayuntamiento se sumó -y no critico que lo hiciera- al ELAI, puesto que, como se puede leer en el texto de adhesión que se aprobó por el gobierno municipal, lo que rechaza, a lo que se aplica el boicot, es "a las mercancías procedentes de los territorios ocupados por Israel", y las películas programadas, con el aval de calidad reconocida en diferentes festivales cinematográficos, no reúnen esa condición.

Creo, además, que el ayuntamiento tiene información sobre el origen de la propuesta del ciclo de cine, que no ha facilitado, y algo de ello se puede deducir del comunicado de protesta de la embajada israelí en España, cuando escriben "Lamentamos que el alcalde de Cádiz haya avalado esta decisión que va en contra del interés que se había manifestado de invitar a empresas israelíes a su ciudad con el fin de crear empleo".




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