lunes, 13 de julio de 2015

El patrimonio y la identidad de Cádiz


Cuando hablamos de la Historia de Cádiz nos remontamos con orgullo a la fundación fenicia –aunque hay testimonios de anterior poblamiento humano- al esplendor del Gades romano, a las relaciones con América, al siglo XVIII como símbolo de prosperidad, al Cádiz de las Cortes, al vibrante y progresista siglo XIX…, pero, sin olvidar todo ello, cuando realizamos un paseo por la ciudad, por el casco antiguo, lo que estamos viendo es la Ciudad de los siglos XVIII y XIX, proyectada con cierto respeto hacia la actualidad. Caminamos por una hermosa ciudad heredada y mantenida, en un gran porcentaje, en sus señas de identidad históricas, que merece la pena conservar, cuidar, rehabilitar, manteniéndola como un lugar de la Memoria Histórica de todos los gaditanos. Es una tarea que debe implicar a todos los ciudadanos, y es una obligación que no pueden obviar nuestros representantes políticos en todas y cada una de las administraciones implicadas. Se trata de una labor de custodia y mantenimiento de la Memoria de Cádiz que se debe realizar no sólo en el patrimonio tangible, también en el inmaterial, que incluye aspectos etnográficos, culturales, económicos, sociales, etc.

Sin embargo, en los últimos años, se está haciendo dejación de esa obligación moral de cuidar el patrimonio material e inmaterial de la ciudad por parte de algunas instituciones, con el silencio cómplice o acomodaticio de la sociedad gaditana. Así, mientras que instituciones municipales y autonómicas se echaban las manos a la cabeza, hace escasas semanas, por el descubrimiento, al aire libre y en espacio público sorprendentemente cerrado, de brocales de pozos, columnas de mármol, capiteles, restos de suelos de mármol, etc., aparentemente almacenados con fines comerciales, esas mismas instituciones, municipales y autonómicas, han hecho dejación de su obligación de vigilar por el patrimonio gaditano. Basta recordar destrucciones de patios, desaparición de lozas de Tarifa del suelo de comercios reformados, de enrejados, de vigas de caoba, de cañones y cantoneras... y, como paradigma, la desaparición de la marquesina de unos cincuenta metros de largo, por cuatro o cinco de ancho y unos tres metros de altura, que ocupaba el lateral de la plaza de Las Tortugas, y que se ve en la foto que acompaña al comentario.   

Se están perdiendo elementos constructivos y ornamentales, testimonios de siglos anteriores –principalmente del XVIII y XIX-, que eran patrimonio de la ciudad y de los gaditanos, que contribuían a reforzar la identidad de Cádiz. No podemos permitirlo, hay que exigir responsabilidades, al ayuntamiento y a la Junta de Andalucía. 

1 comentario:

JJ G dijo...

Este caso es uno de tantos de la rapiña de una herencia urbanistica y artística que debemos conservar para nuestro propio equilibro humano.Una de la cosas serias y efectivas sería la creacion de un Departamento Muncipal de Protección del Patrimonio de la Ciudad, que entre otras tareas tuviera encomendada un inventario del Patrimonio Urbano, Que procurara evitar el expolio que intereses muy confesables someten a esta ciudad en muchas de las obras que se acometen en el casco histórico,sin control alguno por parte de esta inflación de organismos locales, provinciales, autonómicos y estatales.