sábado, 30 de junio de 2018

Cabrera de Nevares no debe desaparecer del callejero gaditano


Me parece estupendo que el ayuntamiento haya decidido poner el nombre Matrona Teresa Rodríguez a una calle de Cádiz, lo que no me parece bien es que Cabrera de Nevares desaparezca del callejero gaditano, decisión que, me temo, se produce por desconocimiento de quién era el personaje.

Miguel Cabrera de Nevares, nacido en Valladolid, destacó como militar durante la Guerra de la Independencia, cuyo inicio le cogió en Cádiz en 1808; estuvo también destinado en Sanlúcar como responsable de Aduanas, pero, sobre todo, fue un ferviente defensor de la libertad y de los derechos ciudadanos. 

En Cádiz, el 13 mayo de 1814, cuando ya Fernando VII había abolido por decreto la Constitución de 1812, publicó un artículo en El Duende de los Cafés defendiendo las libertades por el que tuvo que emigrar de España, saliendo por Gibraltar para terminar en Argentina. Regresó a España al llegar el Trienio Liberal y, por encargo del ministro de Ultramar, López Pelegrín, redactó su conocida Memoria sobre el estado actual de las Américas, y medio de pacificarlas, que, publicada en 1821, firmó como "ciudadano Miguel Cabrera de Nevares", en la que proponía el inmediato reconocimiento de la independencia de las naciones americanas y la formación de una "Confederación hispanoamericana", que presidiría formalmente Fernando VII, pero su interesante proyecto no tuvo eco en el gobierno español.

Tras ocupar algunos cargos políticos, al terminar el Trienio Liberal tuvo que exiliarse de nuevo, estableciéndose en Londres y posteriormente en Nueva York, donde fue profesor de la Universidad de Columbia, una experiencia que le sirvió para escribir Observaciones acerca de los Estados Unidos de la América del Norte (1834). 

De regreso en España tras la muerte de Fernando VII, ostentó cargos políticos hasta que en 1836 fue elegido diputado a Cortes por Cádiz, destacando nuevamente como ponente de la comisión nombrada para la recuperación y normalización de las relaciones con las antiguas colonias, recomendando el reconocimiento inmediato de las independencias y la renuncia explícita de España a cualquier derecho territorial o de soberanía. Tampoco le hicieron mucho caso, como es sabido. 

Nombrado Jefe Político de Mdrid, en 1837, un año después tuvo que renunciar al cargo por motivos de salud, muriendo en 1843. 

Solo por su labor en pro de las buenas relaciones de España con las naciones americanas, Cádiz debería mantenerlo en su callejero.

1 comentario:

Carlos Aranda dijo...

Le ocurre como a tantas otras personalidades cuya memoria queda al pairo de la ignorancia o del sectarismo de quienes gobiernan. En este caso supongo que se trata de lo primero más que de lo segundo, aunque suelen darse juntas.
La única manera de que un gobernante ignorante y/o sectario no le quite tu nombre a una calle consiste en que nunca se lo hayan puesto.
Y mientras tanto, se mantienen en el nomenclátor nombres absurdos o sin sentido como "Parlamento", por ejemplo.